¿La novedad socialista?

Uxio Labarta
Uxío Labarta CODEX FLORIAE

OPINIÓN

30 jun 2017 . Actualizado a las 08:04 h.

Sin líneas rojas y con cinco grupos de trabajo empieza la nueva cabalgada por los espacios socialdemócratas de la sociedad española. Pedro Sánchez, nuevo líder socialista, y su mayor oponente -Rajoy aparte-, Pablo Iglesias Turión, pareciera que luego de un año de desencuentros pudieran coincidir en sus estrategias. Veremos.

 Al tiempo, Rajoy y Rivera escenifican la renovación de sus votos. Hablan en torno al independentismo catalán, el terrorismo yihadista, el brexit y el techo de gasto y los presupuestos. Y son el techo de gasto, el rechazo al CETA, las pensiones, negociación colectiva, y salario mínimo de nuevo, entre otros, los que centran el interés de socialistas y podemitas.

Dos entornos de políticas para configurar los espacios de confrontación. Espacios de confrontación imprescindibles para contraponer realidades y utopías. Realidades de 9 millones de pensionistas, 3,5 millones de parados, un 50 % de paro juvenil, y una precariedad espantosa. Añadan Cataluña, la Justicia y el equilibrio de poderes, el saneamiento de lo público, la erradicación de la corrupción, más la cuestión europea y tendrán una apretada agenda de necesidades de los ciudadanos sobre las que discutir y pactar.

El PSOE inicia una nueva etapa. Reconozco que desde 1988 las direcciones socialistas tuvieron sus claros y oscuros. Desde las primarias de Borrell y Almunia, con el paréntesis de Zapatero y su llegada al Gobierno en el 2004, las direcciones del PSOE no dieron por el aviso. Pocas han sido las estrategias aceptadas sin desafecciones y reyertas en las direcciones socialistas. Por ello, cuando veo ascensos y marginaciones en torno a la nueva dirección socialista, no puedo dejar de recordar la etapa de la cuarta legislatura del Parlamento Gallego, donde el Grupo Socialista rotó al menos cuatro portavoces y presidentes, en función de las sucesivas direcciones del partido. Puede que fueran purguitas.

Pero historia muy distinta es que, sin explicitar sus convicciones, se cambien políticas y estrategias en función de dudosas y desde luego no explicadas estrategias. Sean estas el delirante cambio de posición en el tratado con Canadá, para quedar en el limbo, o la falta de posiciones en torno al techo de gasto, con los problemas asociados a las comunidades autónomas, siete de ellas gobernadas por socialistas, para establecer su déficit.

No dudo que Pedro Sánchez y su ejecutiva sean la izquierda como proclaman. Lo que en realidad no me da ni frío ni calor porque la decepción con ellos empezó con el descabalgue de Touriño. Decepción asentada en la escasa capacidad para construir una política a partir de la realidad, de su partido y de sus propias convicciones de quienes hoy gobiernan al PSOE. Política que señale qué quieren hacer para dar respuesta a lo que desean y necesitan los ciudadanos. Diciendo además aquello que consideran factible en este escenario político fragmentado definido por nuestro voto. Sin quimeras, cesiones o utopías que nos obliguen a convivir con la decepción.