No al velo, sí a la libertad

Yashmina Shawki
Yashmina Shawki CUARTO CRECIENTE

OPINIÓN

NACHO DOCE | reuters

13 jul 2017 . Actualizado a las 08:47 h.

Me ofende y mucho. Me enfada hasta límites insospechados. Pese a que pueda parecer una cuestión baladí, no lo es en absoluto. Por eso, no puedo sino congratularme por la sentencia del Tribunal de Estrasburgo que dictaminó que prohibir el uso del velo integral no viola la Convención de los Derechos Humanos. Cubrirse de la cabeza a los pies no es un derecho, sino todo lo contrario, una flagrante violación del derecho a la igualdad, a la dignidad y a la seguridad, entre otros, y por lo tanto atenta contra nuestra convivencia democrática.

En la Unión Europea, todos y cada uno de los países han tenido que superar complejos procesos históricos hasta alcanzar el statu quo actual. Procesos que no solo han supuesto traumas tan horribles como las guerras, sino que han implicado luchas incruentas en los parlamentos para defender algo que ahora nos parece tan básico, pero que hasta hace menos de un siglo no lo era: la igualdad de hombres y mujeres. Una igualdad que aparece reconocida en multitud de documentos, pero que sigue siendo atacado de múltiples formas todos los días. Desde el asesinato de mujeres a manos de sus parejas, pasando por la trata para la prostitución hasta la discriminación laboral, todos son actos que vulneran, además de otros derechos básicos como la vida, la libertad sexual o el trabajo, el de la igualdad.

La prohibición del uso del velo integral reafirma otro derecho básico: el de la libertad. La mujer que se cubre con el velo deja de existir como ser humano y se convierte en una sombra anónima. No está manifestando una opción religiosa ni se preserva de las miradas libidinosas, sino que se somete a una cárcel de tela que la anula como individuo, que la distancia de la comunidad y que la retrotrae a la era de las cavernas.