En un volado

Francisco Ríos Álvarez
francisco ríos LA MIRADA EN LA LENGUA

OPINIÓN

15 jul 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Un reputado obstetra compostelano leyó el otro día en el periódico que alguien había hecho algo «en un volado», expresión que conocía y que incluso usaba. Movido por la curiosidad sobre el significado del sustantivo volado y sobre su origen, acudió a la fuente que en estos casos suele dar las respuestas, el diccionario de la Academia. Pero en esta ocasión no la halló.

Para el Diccionario, volado, además de participio del verbo volar, es un adjetivo que se aplica a un tipo de imprenta de tamaño menor que el general del texto en el que aparece y que se coloca en la parte superior del renglón. Después, tras dar cuenta de unos cuantos americanismos, la misma obra apunta una locución adverbial, estar volado, que significa -dice- ‘estar inquieto, sobresaltado’. Pero de en un volado, nada. En España se emplea este con el sentido de ‘en un instante, inmediatamente’ o de ‘hacer algo volando’: Las vacaciones se le han pasado en un volado; Voy a un recado y en un volado estoy de vuelta.

Buscando textos donde aparece en un volado encontramos algunos en México. Como este título de Diario de Coahuila: «Deciden elección en un 'volado'». El periódico explica a continuación: «El gobernante de un pequeño poblado del sur de Illinois fue elegido ayer, jueves, con el lanzamiento de una moneda al aire, luego de que la elección realizada este mes terminara en empate». Porque en el español de México, volado es el cara o cruz de otros lugares, el juego de azar que consiste en lanzar una moneda al aire después de haber apostado de qué lado caerá. Y mientras un español que apueste dirá cara para designar el anverso, el haz principal de la moneda, y cruz para referirse al reverso, porque en él solían figurar los escudos de armas, generalmente divididos en cruz, los mexicanos suelen pedir águila o sol, en referencia al águila y a la pirámide del Sol, que ilustraban una vieja moneda de 20 centavos muy empleada en los volados.

No nos atrevemos a relacionar con seguridad el volado mexicano con la locución adverbial española, pero tampoco es descartable. El hablante no avisado sobre sus diferencias puede incluso confundirlos en algún texto. Valga como ejemplo este de otro periódico mexicano, La Voz de Michoacán: «Ningún ser racional arriesgaría todo su capital en un volado, aunque en menos de un segundo, con una probabilidad de 50 %, pueda duplicar su dinero».

Bueno, la estocástica queda para otro día.