Villar: doble exigencia, doble moral

Uxio Labarta
Uxío Labarta CODEX FLORIAE

OPINIÓN

03 ago 2017 . Actualizado a las 08:21 h.

En ese mundo de presuntos implicados, hidalgos o caballeros de rancio abolengo y mal pagados siempre en los puestos que ocupan, sorprende la facilidad y rapidez con la que son capaces de reunir cantidades elevadas solicitadas como fianza para abandonar la prisión preventiva. Y en su hidalguía destacan también por el agradecimiento y cariño con el que se pronuncian respecto a quienes han defendido su inocencia y a quienes, reclusos como ellos, los han acogido con amabilidad en Soto del Real. 

En el caso del fútbol, ese deporte que tantas horas de solaz y pasión aporta a los ciudadanos, las irregularidades de los clubes tienen siempre dificultad para ser subsanadas. Tengan estas que ver con deudas con la Seguridad Social, con las obligaciones tributarias de los clubes o de los jugadores, o incluso con esas relaciones dudosas entre resultados y apuestas. Por más que haya clubes intervenidos y dirigentes condenados o encausados con prisión preventiva.

Y en estas llega el tantas veces anunciado y nunca probado caso de la Federación Española de Fútbol y su intemporal clase dirigente. Y llega de la mano de la Audiencia Nacional, que, luego de enviar a Villar, a su hijo y a uno de los vicepresidentes a prisión el pasado 20 de julio, les concede ahora la libertad con fianza, aunque el juez mantenga que de lo investigado siguen aflorando motivos para estimarlos responsables criminales de los delitos imputados.

Cierto que la situación de la Federación Española de Fútbol es diferente desde entonces. Pero al frente de ella se encuentran los mismos que han acompañado a Villar estos casi treinta años. Es decir, sigue la Federación siendo susceptible a las estrategias y artimañas de Villar, que el juez manifiesta como usuales suyas en el auto de prisión preventiva con fianza.

Y aquí es donde empieza lo singular del caballero y de España: mientras que como vicepresidente de la UEFA, miembro de su comité ejecutivo y vicepresidente de la FIFA se hace devoto de la moral pública europea -también porque sabe que la UEFA lo cesaría-, el hidalgo español, en honroso gesto, dimite. Algunos sospechan que tuvo la motivación añadida de evitar la pérdida de los cuatro millones de euros que la FIFA le garantiza como jubilación, sin necesidad de suscribir planes de pensiones o cotizar a la Seguridad Social.

Pero, conocedor de las prácticas políticas y morales que se llevan en España por una buena parte de quienes meten mano en las Administraciones a ellos confiadas, no siente la necesidad de dimitir de su puesto de presidente de la Real Federación Española de Fútbol. Y ahí sigue, con una tibia suspensión cautelar de un año decidida en el fragor del escándalo por ese firme Consejo Superior de Deportes. Por más que el propio CSD señale que tal suspensión puede ser reconsiderada en función de cómo cambien los acontecimientos (sic). O, lo que es lo mismo, en España como en España y en Europa como en Europa. Amén.