Inconscientes

Luis Ferrer i Balsebre
Luis Ferrer i Balsebre EL TONEL DE DIÓGENES

OPINIÓN

20 ago 2017 . Actualizado a las 10:39 h.

Más allá del inconsciente freudiano existen otros que, si bien no forman parte de nuestra historia individual o arquetípica, nos atañen tanto como este.

Cuenta el tristemente desaparecido Salvador Pániker que, el polifacético filósofo Walter Benjamin, hablando de lo que supuso el tránsito de la pintura a la fotografía, decía que en la pintura todo responde a la elaboración consciente del pintor, mientras que en la fotografía se registraban percepciones insospechadas para el propio fotógrafo. A todo eso que está ahí pero no se capta con la mirada consciente Benjamín lo llamó «inconsciente óptico».

John Cage, otro polifacético músico y filósofo, hablaba del «inconsciente acústico», haciendo referencia a esos ruidos de fondo que siempre nos acompañan y no percibimos conscientemente.

Son ejemplos de cómo hay cosas apreciables que estando ahí no se perciben salvo que dirijamos la atención sobre ellas.

A todos estos inconscientes cabría añadir el actual inconsciente informativo que genera la cantidad de tuits, de wasaps con chistes, memes, panfletos, vídeos, libelos y ocurrencias que recibimos a diario. Muchos ni se abren, otros se leen en diagonal, otros se miran sin leer y algunos captan la atención, pero todos generan ruido y configuran un inconsciente informativo que nos hace saber sin conocer.

A veces el contenido de este inconsciente se vuelve explícito y relevante haciendo buena la viñeta de Castelao: «Xa que o sabes, voucho dicir», y hoy son los medios de comunicación quienes lo dicen.

El último atentado de Barcelona y Cambrils es un ejemplo de cómo toda esa papilla informativa del hiperespacio que nos lleva alimentando el inconsciente hace años acerca del peligro yihadista no se hace explícita hasta que irrumpe masivamente en los medios. Es como si la información no remitiera a un acontecimiento, sino a la promoción de la propia información como acontecimiento, de ahí el caso omiso que tanto los tuiteros como los medios de comunicación han hecho de la recomendación de los Mossos de no difundir imágenes de las víctimas del atentado. Solo cuando la información sobre el desastre se hace masiva en todos los medios es cuando somos conscientes del peligro con el que convivimos; conscientes de ese ruido de fondo que se hace explícito cuando se transforma en un acontecimiento informativo y que, una vez cese, volverá a desaparecer de la consciencia, porque fuera de los medios el mal se vuelve transparente, inconsciente y fugaz.

Pero el contenido del inconsciente siempre regresa y el islamismo infiltrará Europa no por el terrorismo, sino por la demografía y la moderación de los que hoy ponemos velas y gritamos que «no tenim por».

El monstruo está ahí, pero solo se ve cuando nos despierta en forma de pesadilla.

Hoy duele Cataluña.