Hacia Rusia con balón

César Casal González
César Casal CORAZONADAS

OPINIÓN

JuanJo Martín | Efe

03 sep 2017 . Actualizado a las 09:30 h.

El pitido inicial estaba silbado. No lo puso el árbitro. Fue para Piqué, de los mismos que el tendido del 7 de las Ventas. Menos mal que luego hubo ovación y reverencias para ese dios menor que es Iniesta. España (Lopetegui) apostó por apostar y acertó. Otra vez el plan de los locos bajitos (Isco, Iniesta, Asensio y Silva, de nueve mentiroso). Talento. Como esos valientes que salen de casa con un cinco por ciento en la batería del móvil. El gol de falta de Isco, que tuvo algo de Bufonada (se estiró a cámara lenta), fue aliento y veneno para España. Íbamos hacia Rusia con amor por el fútbol y con balón. Pero entonces Italia espabiló y empezó también a tocarla. Igualó un poco un partido con ritmo de ronda semifinal de Champions. Fue un espejismo. Isco mató el primer tiempo con un corte matemático (base del poste) en la yugular del rival. Este sí imparable. Ese segundo gol con un tiro, ahora con la zurda (la falta la lanzó con la derecha), fue digno del exquisito revés a una sola mano de Federer. Hubo también dos paradas de playstation de De Gea y esos dos pases filtrados con hilo dental por el caballero de La Mancha, Iniesta. Isco, realismo mágico, fue reserva en el Madrid. ¿Se lo creen? Y ¿Carvajal, que no conoce la fatiga, corre con las piernas o conduce una moto acuática? Estuvo inteligente con el tablero el técnico ajedrecista al meter a Morata, un nueve clásico, para replegar algo al equipo con dos a cero y buscar balones largos, diagonales de alfil, y que el punta bajase al piso el balón. Así mató el duelo del todo y encima llegó la guinda como galopada de dos hombres y un destino, el gol, de Sergio Ramos y Morata, en plan éxtasis. Ahora ¿entendemos ya por qué el Madrid estuvo el año pasado superior y está estrato-esférico? Italia se volvía pequeña y España parecía un continente. Si hacemos los deberes de la basura, quedan tres partidos, hay una novela rusa por escribir. Entonces salió Villa, como metáfora de que habíamos vuelto a encontrar el camino que tan felices nos hizo, y poder ya titular en el día más difícil España maravilla.