Strawberry fields

Tamara Montero
Tamara Montero CUATRO VERDADES

OPINIÓN

04 sep 2017 . Actualizado a las 08:42 h.

Es fácil si sabes cómo. Ignorar los campos de fresas. Cerrar los ojos. Apretarlos mucho, mucho, hasta que empiezas a ver chiribitas. Y quedarse así para siempre. Vivir con los ojos cerrados es fácil. Y la mayoría sabemos cómo. Pero luego están ellos. Los que se han sentado en los campos de fresas. Los que solo los guiñan un segundo, a lo mejor porque el sol les ciega, y luego vuelven a abrirlos. Y miran la vida de frente. Sin miedo. Juan Carrión sabía que era fácil vivir con los ojos cerrados. Pero no quiso. Y dedicó su vida a hacer lo más importante que una persona puede hacer: abrirle los ojos al resto. A los que todavía no saben que por ahí, en los solares, en cualquier esquina, debajo de cualquier puente, dentro de cualquier casa, hay campos de fresas. Y que una vez, al menos una vez en esa vida, hay que ir y sentarse y notar el sabor rojo de la fruta en la boca. Y mirar su color dulce. Abrir los ojos. Y mantenerlos así. Aunque lloren. Aunque el sol queme. Aunque cerrarlos sea más fácil. Y viajar cientos de kilómetros con los cuadernos donde todavía quedan huecos porque John cantaba demasiado rápido y no. No se entiende esa palabra. Y llevar rotuladores para que John pueda completar que amarillo el submarino es. Juan nunca cerró lo ojos. Porque vivir así es fácil. Pero las vidas que merecen la pena ser vividas son las que miran al sol de frente. Juan. Que los disfrutes. Strawberry fields forever.