1993

Tamara Montero
Tamara Montero CUATRO VERDADES

OPINIÓN

18 sep 2017 . Actualizado a las 07:55 h.

Se desmorona. Caen sin cesar los cascotes. Ya poco queda del mundo tal y como lo habíamos conocido. El sistema se colapsa un poco más a cada minuto. La gente está harta. El hedor de la corrupción los ha acabado por sacar de sus casas. Y salen a las calles, gritando, desesperados. Esquivando los escombros que se desprenden todo el rato. Y cada uno lleva su nombre. El que le han puesto esos pocos que quieren, de una vez, obligarlos a lavarse las manos. Están indignados. Porque les ha fallado. Aquello que habían construido se ha ido pudriendo sin que ni siquiera se hayan dado cuenta. Creyéndose felices. Mirando con una sonrisa complaciente las caras bellas que no dejaban de salir en las pantallas. Pero ahora, ahora lo han visto. La monstruosidad. El ser deforme en el que se han convertido. La demolición de su realidad. Ladrón es el calificativo más suave con el que el pueblo se refiere a sus políticos. Los que han estado metiendo la mano en las arcas, llenándose los bolsillos. Pagando sobornos con el dinero de todos. Pero hasta cuando el imperio cae, hay quien se levanta. Y mercadea en los parlamentos con la divisa de la decadencia. Y, en medio de los desechos, espera. Espera al momento justo. Algo surge. De la destrucción, siempre nace algo. Solo hay que ser el primero en verlo. El primero en agarrarlo. Y hacer lo que sea para no soltarlo. Sí. 1993 va a ser un año magnífico.