Cataluña, la foto fija

Ramón Pernas
ramón pernas NORDÉS

OPINIÓN

07 oct 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Llevo varios días mirando, leyendo, interpretando, recopilando las fotos fijas del ensayo revolucionario de la insurrección del día uno de octubre y su posterior «huelga país» del pasado martes. La desobediencia civil retratada en diarios e informativos televisados tenía un numeroso componente de jóvenes entre los dieciocho y treinta años, hijos de la inmersión lingüística y de la interpretación histórica falseada. Sin duda había muchos universitarios y jóvenes desocupados y sin trabajo, muchos de ellos del cinturón industrial de, por ejemplo, Barcelona, lo que ponía a la reivindicación independentista un telón canónico de lucha de clases.

Se evidenciaba una lectura emocional de la interpretación de las bases teóricas de la resistencia que soportaba el enfrentamiento camuflado por una suerte de buenismo gandhiano que no evitaba la provocación a las fuerzas del orden, que como rezan los viejos manuales del primer marxismo, denominaron de ocupación como si Cataluña fuera una colonia africana del siglo XIX. El ensimismamiento unido al narcisismo de un proyecto del nacionalismo de las emociones (lengua, cultura, tradiciones) provocó un discurso elemental jaleado por un preciso agit-prop organizado por el gobierno y sus adláteres, Omnium Cultural y ANC, secuestradores del poder político, junto con la CUP, que manejo a los mossos de escuadra como títeres, estableció un perverso mecanismo de fotografías más o menos truculentas, de primeros planos de viejecitas con un hilo de sangre en el rostro, de manifestantes/bloqueantes apartados/arrastrados por la policía componiendo un friso falaz de heridos que no han sido y que fueron cuantificados por centenares, Ha sido una mezcla de guerrilla urbana, desobediencia, insurrección y resistencia pacífica con un componente tan infantil como las lágrimas de Piqué, una persona que habla en Twitter, que es uno de los idiomas de las revoluciones de opereta.

El daño es irreparable, suceda lo que suceda el lunes, pasara una generación al menos para cauterizar la herida abierta por los nietos del delincuente Pujol al frente del gobierno de la Generalidad. Yo, que por mi formación política creo firmemente en el internacionalismo y en una patria común sin fronteras, no tengo una explicación convincente para entender cómo se ha llegado a esta situación, sin planes b, y sin capacidad para reparar el daño causado. Ha reaparecido como una maldición bíblica, la vieja teoría de las dos Españas, la sociedad civil catalana está desorientada, se ha pasado sin transición a la cultura del rumor, de la amenaza, del miedo.

Ha sido un ensayo general de un modelo que se ha ido de las manos y del que queda como un daguerrotipo, la foto fija de unos días estremecedores cuando ya avanza el otoño por todos los caminos de Cataluña.

El daño es irreparable, pasara una generación al menos para cauterizar la herida abierta por los «nietos» del delincuente Pujol al frente del gobierno catalán