«Leer es de marica»

Javier Guitián
Javier Guitián EN OCASIONES VEO GRELOS

OPINIÓN

08 oct 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

No soy muy dado a fijarme en las pintadas desde que un día leí en la puerta de un baño de mi facultad: «Todos los profesores son tontos»; no es que me lo tomara como algo personal, pero ya no está uno para esas cosas. Reconozco sin embargo que algunas son ingeniosas: «No me importa que me toque la lotería, tócame tú», de claro carácter amoroso, o «Los presidentes y los pañales hay que cambiarlos», que clama por la renovación en la política. Ya en lo que toca a mi trabajo, reconozco que me han sorprendido algunas como «Osos Non», supongo que para que lo lean los osos, o el curioso «Parque non, árbores si» de Os Ancares, aunque nada supera la clarividente «El cambio climático existe, mañana va a llover». En resumen, aunque se trata de una forma de comunicación poco civilizada, supongo que las pintadas reflejan el estado de ánimo o las preocupaciones de quienes las realizan. Pues bien, la semana pasada venía de comprar un libro en la librería Follas Novas, y me dirigía a mi casa familiar en el centro de Santiago, cuando me encontré de frente con una pintada que me produjo una mezcla de estupor y vergüenza. La pintada decía: «Leer es de marica» y para dejar constancia de que no miento he enviado una foto a la redacción del periódico. Mientras caminaba hacia mi casa, traté de imaginarme quién habría sido el autor, cuál sería su edad, su nivel educativo o sus preocupaciones, pero, en el fondo seguía preguntándome cómo una mente tan podrida podía describirse a sí misma con tanta precisión, con tan pocas palabras: desprecio la cultura, odio a los diferentes y, además, lo pinto en la calle. Vaya tarjeta de presentación.

Por lo demás, y aunque resulta paradójico que su odio a la lectura, y su fobia, lo exprese mediante un texto que hay que leer, lo que de verdad me sorprende es que no es la primera vez que la pintada aparece en las calles; he visto en las redes que ya lo hizo en una caseta de la feria del libro de Lugo y creo que en otros lugares de Galicia. La duda es, por tanto, si se trata de un inculto itinerante o de una red de indocumentados, pero, sea como sea, la frase de que «el ignorante se caracteriza porque conoce poco y lo repite mucho» viene que ni pintada.

Termino. No sé quién dijo que adquirir el hábito de la lectura y rodearnos de buenos libros es construirnos un refugio moral que nos protege de casi todas las miserias de la vida. Aquí tenemos un buen ejemplo de miseria moral, por decirlo de manera suave, por lo que les recomiendo que se refugien en los libros para olvidarlo.

A mí, me queda el consuelo de tener a mano el libro que venía de comprar El quinto en discordia, del escritor canadiense Robertson Davies. Se lo recomiendo.