Una lección sobre el fuego

Javier Guitián
Javier Guitián EN OCASIONES VEO GRELOS

OPINIÓN

23 oct 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

He leído en el periódico que el presidente de la Xunta se ha comprometido a acudir al parlamento para explicar, en una sesión monográfica, lo ocurrido el pasado fin de semana con los incendios. Sé que debería alegrarme de su comparecencia, pero estoy tan acostumbrado a que estos debates no sirvan para nada que se me ha ocurrido darle unos consejos, tanto a él como a la oposición, aunque asumo que probablemente nadie me hará el más mínimo caso.

Empezando por los grupos de la oposición, no estaría de más reconocer que los incendios, como los del verano del año 2006, fueron provocados y que existió un cierto grado de coordinación; si forma parte o no de una trama organizada es una cuestión por demostrar, pero no veo cuál es el problema en aceptar lo obvio.

En segundo lugar, deberían poner sobre la mesa cuál ha sido su actuación, sus propuestas, en aquellos concellos en que tienen responsabilidad, o están representados, porque, o mucho me equivoco, o salvo el Bloque Nacionalista que siempre ha tenido en su agenda los problemas del mundo rural, poco se les ha oído a lo largo de los últimos meses. Es verdad que su responsabilidad es mucho menor que la de quien nos gobierna, pero no recuerdo muchas iniciativas concretas de sus diputados o ediles para evitar la situación que nos ha llevado hasta aquí.

Respecto al presidente, y su grupo, deberían empezar por asumir que, si en un fin de semana se queman treinta y cinco mil hectáreas, buena parte en espacios protegidos, las cosas no funcionan, por más que muchos fuegos hayan sido provocados. Si el presidente quiere hacer un servicio al país tendría que comprometerse a desarrollar un nuevo plan en el que, partiendo de cero, se modifique radicalmente la política forestal, se trate de hacer frente a las consecuencias de la despoblación del rural y se replanteen las políticas contra el fuego, asumiendo la importancia de la prevención y los cambios que el nuevo escenario climático nos están planteando.

Por supuesto, las mismas explicaciones que he citado deberían exigirse a los numerosos concellos gobernados por el partido mayoritario, donde poco o nada se ha hecho en materia de limpieza de terrenos y en los que sería de interés conocer si las cuadrillas de lucha contra el fuego tenían cancelados los contratos durante el mes de octubre, como hizo el gobierno con centenares de trabajadores. Insisto en que la responsabilidad no es igual para todos, pero se puede ser irresponsable en el gobierno y en la oposición.

Esta semana hice una pequeña encuesta a mis alumnos de la asignatura Biodiversidad y Conservación de Plantas, de la Facultad de Biología. El cien por cien de los presentes, en torno a cincuenta, opinó que los incendios eran provocados y que estos formaban parte de algún tipo de trama organizada. Sobre las causas de los impactos, más allá de la autoría, sugirieron la necesidad de cambios en el sentido que he expresado con anterioridad, y de manera especial, en la política forestal.

Si un grupo de jóvenes universitarios, de procedencia diferente y, supongo, de ideologías diversas, es capaz de ponerse de acuerdo y diagnosticar la situación con precisión, es difícil entender por qué esto es imposible para nuestros representantes en el Parlamento sea porque en los partidos se impone la selección negativa o porque sus miembros solo miran a corto plazo, pero, en cualquier caso, resulta patético.

Mis alumnos, es obvio, no pretendían sugerir nada a nuestros parlamentarios, pero, señorías, les han dado una lección, no solo sobre el fuego.