El virrey Iglesias: del 15M a su 155

César Casal González
César Casal AL ROJO VIVO

OPINIÓN

JuanJo Martín | EFE

31 oct 2017 . Actualizado a las 07:48 h.

Es imposible superar la definición de Borrell sobre Ada Colau: «Emperatriz de la ambigüedad». Pero supongo que el socialista ya se daba cuenta de que en realidad estaba retratando a toda una forma de hacer nueva política. Y en especial al líder de la misma: Pablo Iglesias. Lo único que tienen de Marx viene de Groucho: «Estos son mis principios. Si no les gustan, tengo otros». Como lo que copian del estalinismo son las purgas. Busquen el equipo fundacional de Pablo Iglesias y a sus primeros colaboradores: no queda nadie. Solo Rajoy está a ese nivel. Sergio Pascual, Luis Alegre, Iñigo Errejón, Juan Carlos Monedero, Tania Sánchez o Carolina Bescansa ya conocen que solo hay un gallo. Iglesias no debió de ridiculizar a Rajoy llamándole virrey por el 155, sobre todo porque el domingo lo tuvo que hacer él para frenar la secesión de los suyos en Cataluña. Del 15M a su 155 para Dante Fachin. No tuvo reparo el líder de Podemos en aplicar el 155 que lo convirtió en virrey que trata también a lo que él llama plurinacionalidad como colonias de otra época. Incluso copió la jugada maestra de Rajoy y convocó urnas para que una consulta decida, las famosas bases, lo que se hace con esa colonia. Es una pena que la defenestrada Carolina Bescansa no esté ya entre los que influyen en Iglesias: «Quien defienda la independencia que se busque otro partido». No seguirá esa línea españolista Pablo Iglesias. Hace tiempo que solo se escucha a sí mismo. Sigue con su política de contorsionismo para atrapar papeletas transversales. Intenta succionar sangre socialista de la yugular de Sánchez, mientras con la mano derecha pilla votos, cada vez menos, de patriotas que perdieron sus ahorros y sufrieron en la crisis hartos del festín de la corrupción y que confiaron en él y su tic, tac. De paso con la izquierda, la zurda, la natural del profesor de Políticas, coquetea con abolir la propiedad privada, intervenir medios de comunicación y lo que haga falta, medidas propias de los amigos que le quedan en el frente anticapitalista. Un lío ser Pablo Iglesias. El empeño en acariciar votos para alimentar su ego (eco, eco) le ha llevado a negar argumentos. Así no hay discurso que se sostenga. Iglesias fue una transformación en la política española. Hoy es transformismo. El profesor llevó de la mano a mucha buena gente con sus ilusiones. Duele cuándo las ilusiones pasan a ser ex ilusiones, aquel primer amor convertido en ruina.