La Confederación de Empresarios de Pontevedra (CEP) tiene más de 30 años de experiencia en el entorno transfronterizo, y plena conciencia de la importancia de la cooperación entre empresarios y organizaciones empresariales de ambas orillas del Miño. En los últimos años, el norte de Portugal ha sido la solución para empresas que necesitaban ampliar instalaciones y no encontraron en Galicia suelo industrial adecuado a sus necesidades. Las autoridades lusas, fundamentalmente los presidentes de las cámaras municipales, tienen una capacidad ejecutiva que hace sus gestiones más expeditivas y, por tanto, eficientes. La maraña administrativa dificulta la implantación de iniciativas empresariales en España. Portugal ha simplificado los trámites al máximo, consciente de que la prioridad era facilitar la creación de empleo en el sector privado. Si a eso añadimos que pueden ceder suelo a precios muy inferiores, salen beneficiados. Y pese a que la tendencia sea la estandarización de las normativas y regulaciones en la UE, no podemos olvidarnos de las diferencias del mercado laboral o las ventajas fiscales y tributarias.
Pero más que enfocarme en lo que nos separa, quiero focalizar en lo que nos une. La cooperación y la complementación de nuestros tejidos productivos nos han convertido en un polo muy atractivo. Ese es el camino, independientemente de que la planificación industrial y urbanística debe basarse en criterios empresariales, y no políticos. La eurorregión Galicia-Norte de Portugal debe atraer inversión por méritos propios, que los tiene, y muchos. Se nos debe conocer por nuestra obsesión con la innovación, por el talento de nuestros trabajadores, por el prestigio de nuestras universidades y centros de investigación. Si estos son nuestros atributos, el crecimiento, el desarrollo económico y las inversiones vendrán por sí mismos.