Debate engañoso

Ernesto Sánchez Pombo
Ernesto S. Pombo EL REINO DE LA LLUVIA

OPINIÓN

Ramón Leiro

21 mar 2018 . Actualizado a las 07:39 h.

Nos han llevado al terreno que les interesaba. Estamos en un debate adulterado y en una discusión sin sentido. Porque tiene razón el presidente Rajoy cuando dice que el actual sistema de pensiones no es viable y que no se pueden subir las prestaciones porque no hay dinero. Claro que no es viable. Hasta los más romos sabemos que por cada pensionista se necesitan casi tres cotizantes por lo que a día de hoy serían necesarios 27 millones de paganinis. Así que todos de acuerdo en que de esta forma el sistema no es factible por mucho que el Defensor del Pueblo alerte de las desigualdades que ocasionan. Por tanto dejemos esto a un lado y llevemos el debate a la otra esquina.

Dejando al margen que lo que hay que recordarles es que las pensiones son un derecho y no una gracia de sus señorías, que parece que no lo tienen nada claro, tenemos que exigir que se busquen otros canales de financiación y no únicamente los de las cotizaciones sociales, atacadas por el paro, la devaluación salarial y la precariedad laboral. Y es ahí donde el abanico de posibilidades se presenta inmenso.

El pago de las pensiones puede ir, por ejemplo, a las partidas que garantizan los sueldos, de unos 3.500 euros mensuales de media, de sus señorías. O a las mismas con las que con una extraordinaria generosidad se hizo frente al rescate de las cajas de ahorro y de las autopistas y a los miles de millones del fraude fiscal. Incluso pueden ir al capítulo que concede 50 millones anuales de subvenciones a los partidos políticos. O hasta quitar algo de esos 10.800 millones que Defensa se va a gastar en nuevo armamento; además de mamandurrias varias.

Hay que sacar el debate de donde lo han situado. ¿Acaso salen de la Seguridad Social las pensiones parlamentarias que aún perciben un centenar de ex señorías, algunos con condenas por graves delitos? Pues hagamos una reforma estructural. Porque el problema no es de dinero. Es de voluntad. De arrojo. De decisión. Aunque ya sabemos que de eso Mariano Rajoy anda más bien escaso. O mejor, escasísimo.