España entera está harta de las irregularidades académicas de algunos de sus representantes más relevantes. Si los currículum vitae de las cabezas visibles de la política nacional están bajo sospecha, es de imaginar que lo mismo ocurrirá con los de segunda, tercera y sucesivas filas. Pura estadística.
Debido a que buena parte de ellos no ha trabajado jamás en otra cosa que no fuera en política, para acceder a esta tienen que echar mano de títulos fraudulentamente conseguidos, pues -creen ellos- un alto cargo de cualquiera de las administraciones públicas con el bachillerato pelado no queda bien ante los ojos de la opinión pública.
¿Cuándo van a dejar de echarse en cara sus supuestos tapujos académicos y nos van a gobernar de una vez por todas?
El paro, las pensiones, la violencia machista y tantos otros asuntos son lo que realmente importa a los españoles.
Que Casado, Montón, Cifuentes, Sánchez y otros muchos hayan obtenido sus títulos de aquella manera ya casi se da por hecho y a pocos interesa.
Porque lo que en realidad queremos es que nuestros mayores cobren pensiones dignas.
Y que las españolas se vean efectivamente defendidas frente a situaciones de violencia de género, así como que las cifras de parados desciendan escandalosamente.
Mientras nuestros padres de la patria sigan jugando al «y tu más» carecerán de tiempo para ponerse a solucionar estos y otros muchos problemas.