Lidia no se vacuna por nada

César Casal González
césar casal CORAZONADAS

OPINIÓN

FLICKR

09 dic 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Sin salud, la vida puede ser una interminable cuesta arriba. La salud importa. Mucho. No se puede jugar con ella. Los expertos lo han dicho con claridad: el calendario de vacunas es incuestionable. ¿En qué cabeza cabe poner en discusión y poner micrófono y mesa a los que proclaman que hay vacunas que sobran? La eurodiputada Lidia Senra, siempre de la mano de Xosé Manuel Beiras en toda su carrera, hoy en Europa, ayer y siempre en el sindicalismo agrario, ha vuelto a equivocarse dando recorrido a agrupaciones que proclaman disparates. Como a ese colectivo que iba a participar en una jornada en Vigo y que iba contra la vacuna del papiloma, la única que existe con un cáncer. Una vacunación que está avalada y revisada por médicos e investigadores. La polémica que destapó en La Voz mi compañero Ángel Paniagua ha servido por lo menos para que el Ayuntamiento de Vigo demuestre una vez más ser un lugar con muchas luces, no solo navideñas, al retirar la programación de esa charla. También ha venido bien para comprobar que la sociedad está muy atenta a frenar a los fantoches que venden humo, en vez de salud y curación. El tiempo de los vendedores de jarabes insalubres y de crecepelos a calvos del Oeste ya pasó. 

Tan pronto se supo que otra vez una política que pertenece al conglomerado de En Marea, como europarlamentaria de AGE, uno de las semillas de las mareas, se había extralimitado, los expertos insistieron en repetir su mensaje: las vacunas son un paso adelante. La propaganda de algunos colectivos es atraso. En Marea se distanció de la polémica que creó una de las suyas, Lidia Senra, y que escandalizó a la comunidad científica. Pero el daño está hecho. No se puede dilapidar años y años de historial en el sindicalismo agrario gallego, siempre a la sombra de Beiras, coqueteando en materia tan seria como la medicina con la Edad Media. Se le hace un flaco favor a la sociedad, dando desde la política, con el voto de los ciudadanos, rango de conferenciantes a quienes solo merecen el oprobio. Sobre todo si se reincide en el error contra las vacunas. Los cargos públicos no pueden ser una carga contra la razón.