¿Afectará a Ferrol la Méndez Núñez?

Miguel-Anxo Murado
Miguel-Anxo Murado CRISIS DIPLOMÁTICA

OPINIÓN

ARMADA

16 may 2019 . Actualizado a las 00:07 h.

Tras la decisión del Gobierno español de retirar la fragata Méndez Núñez del grupo naval norteamericano que se dirige al Golfo Pérsico para presionar a Irán, ha surgido la preocupación de si esto puede afectar indirectamente a los astilleros españoles, incluido el de Ferrol. Al fin y al cabo, la Méndez Núñez formaba parte de este grupo naval para conmemorar el quinto centenario de la hazaña de Magallanes y Elcano con una vuelta al mundo, pero también como escaparate para intentar vender esta serie de fragatas F-100 a Estados Unidos. El año que viene se resuelve un concurso para construir veinte de estos barcos y Navantia, el fabricante de la F-100, participa en él en alianza con un astillero estadounidense.

 Es una preocupación comprensible, pero quizá exagerada. Evidentemente, la retirada de la Méndez Núñez no ayuda, y menos aún las poco diplomáticas declaraciones de la portavoz Celáa, que dijo que el presidente Donald Trump era «imprevisible» (lo que es cierto, aunque hubiese sido mejor no recalcarlo). Pero las decisiones de compra de armamentos de este grado de sofisticación no se toman por capricho. Especialmente después del fiasco de su programa LCS (Litoral Combat Ship), la marina norteamericana no puede permitirse encargar una fragata peor solo para castigar a España por un incidente leve. De hecho, la F-100 española parte con ventaja precisamente porque los otros cuatro competidores presentan diseños basados en el LCS o en los cutter de la guardia costera norteamericana, se supone que inferiores. Eso sí, ganar el contrato supondría prestigio e ingresos para Navantia, pero no aumentaría la carga de trabajo en Ferrol, porque Estados Unidos obliga a que sus barcos militares se construyan en sus astilleros.

 Por otra parte, hay que recordar que Navantia acaba de perder dos contratos para vender la F-100 a Australia y Canadá, y se cree que ha sido por una cuestión técnica: la planta propulsora resulta ligeramente ruidosa para la lucha antisubmarina (después de todo, se trata de una nave antiaérea). Sin duda, la F-100 es ahora mismo una de las mejores fragatas del mundo, pero su diseño, de la década de 1990, no tardará en resultar obsoleto. De hecho, lo que debería hacer el Gobierno, si quiere aprovechar de verdad el hueco que se ha abierto Navantia en el mercado internacional con la venta de la F-100 a Noruega y Australia (antes de este último concurso), sería construir cuando antes la F-110, que todavía se encuentra en fase de desarrollo y tiene aún más posibilidades que la F-100.