El E3, la mayor feria de videojuegos del mundo, concluye hoy en Los Ángeles después de tres días en los que la industria ha mostrado sus cartas para el próximo año. Ha sido una edición extraña por la no asistencia de Sony, uno de los tres tótem actuales de las consolas junto a Microsoft y Nintendo. «Esta ausencia ya se sabía, pero creo que es algo negativo para la marca y que le va a pasar factura, porque dejó la puerta abierta a que Microsoft quedara como la gran ganadora», me explica Carlos Pereiro, el autor de la web Revista Morcego.
Microsoft presentó Project Scarlett, que es el nombre en clave de la consola que lanzará en la Navidad del 2020 y que relevará (ya era hora) a la Xbox One del 2013, que solo tuvo una actualización (Xbox One X) en el 2017. La sustituta tendrá disco SSD, resolución 8K, posibilidad de llegar a los 120 fotogramas por segundo y tecnología ray-tracing o trazado de rayos, un algoritmo para síntesis de imágenes tridimensionales. Llegará además con un pan bajo el brazo, Halo Infinite, una nueva entrega de la franquicia de ciencia-ficción que se ha convertido en uno de los shooters (videojuegos de disparos en primera persona) más exitosos (4.800 millones de dólares en ventas) y título insignia de la Xbox.
Nintendo juega en otra liga, pero su presentación en el E3 fue muy buena. The Witcher III: Wild Hunt, Luigi’s Mansion 3, Super Smash Bros. Ultimate, Dragon Quest XI S: Echoes of an Elusive Age, Panzer Dragoon, Trials of Mana, Daemon X Machina, Astral Chain... y para rematar una secuela del grandioso Zelda: Breath of the Wild (no una expansión, sino un nuevo juego completo). «El catálogo que tiene ahora Switch la convierte en la mejor consola del mercado en su estilo: inmenso, genial y con muchísimos títulos. A día de hoy, si tuviera que recomendarle a alguien una consola le diría ‘cómprate Switch’», asegura Pereiro.
Hubo más, a nivel de desarrolladores una de cal ?los franceses de Ubisoft, con muchos juegos triple A? y otra de arena ?Bethesda, salvada por los pelos gracias a DOOM Eternal?; y la apuesta de los estudios independientes por el PC. Pero volviendo a las consolas, queda una pregunta en el aire: ¿podrán las máquinas físicas competir con la explosión del juego en streaming en la era del 5G?