¿Diálogo social o imposición?

Jorge Cebreiros EN VIVO

OPINIÓN

PILAR CANICOBA

23 ene 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

España está en una situación excepcional que se ha normalizado y ya no escandaliza a nadie. Ya no extrañan los «donde dije digo, digo Diego» de cada día, ni los dimes y diretes que se elevan a verdades absolutas muertas al instante y sin ninguna consecuencia.

Es excepcional que los Presupuestos Generales vigentes fuesen diseñados por un ministro que nada tiene que ver ideológicamente con el Gobierno actual, lo que refleja fielmente la inestabilidad que vivimos desde el 2015. Como excepcional es imponer una subida del Salario Mínimo Interprofesional (SMI) a una economía de libre mercado que, como la española, está sometida a retos muy importantes. La inestabilidad es mala para la economía, pero peor es que, para formar Gobierno, se pacte la propuesta de derogar la reforma laboral -toda, mucho o poco, ya veremos- y aumentar el SMI antes de convocar a empresarios y sindicatos para iniciar el diálogo social.

Una nueva subida del SMI por imposición convertiría en una mera pose la llamada al diálogo social de la nueva ministra de Trabajo, y supondría la destrucción de la negociación colectiva, dejaría sin efecto los convenios colectivos y elevaría el coste de contratación. Conocemos la capacidad de nuestras empresas para absorber estas medidas. A los empresarios, que hacemos equilibrios cada día para mantener el empleo y crear nuevas oportunidades, no se nos puede imponer lo que la economía de libre mercado no permite.

Las previsiones más recientes apuntan a un enfriamiento económico en nuestro país. No creemos que sea una casualidad, sino una consecuencia, por lo que no tendría sentido que España pise el acelerador con un incremento de salarios artificial, máxime cuando, hace apenas 14 meses, un Gobierno en funciones aprobó una subida del SMI del 22,3 %. Copiemos del ejemplo de Portugal, que ha contenido los salarios durante la crisis, con total consenso de Gobierno, sindicatos y empresarios.

Podría producirse el efecto contrario. Los informes del Banco de España, la Autoridad Fiscal Independiente o el centro de Estudios del BBVA han cifrado el impacto en la no creación de 45.000 nuevos empleos a nivel nacional. Todas las empresas se verán afectadas, perjudicando especialmente a aquellas intensivas en mano de obra en sectores como comercio, distribución, logística, forestal, empleados del hogar, o agrícola, por citar algunos. Los empresarios defendemos una negociación que no castigue al tejido empresarial, y el diálogo social como la herramienta perfecta para establecer el equilibrio entre costes salariales, productividad y poder adquisitivo de los trabajadores. Sin imposiciones.