El timo de la etiqueta Cero

Javier Armesto Andrés
Javier Armesto CRÓNICAS DEL GRAFENO

OPINIÓN

23 ene 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Cuando las cosas se hacen o se dicen sin pensar y sin planificar, las consecuencias no pueden ser positivas. Hace año y medio, la nueva ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, se estrenó en el cargo con unas declaraciones que pasarán a la historia: «El diésel tiene los días contados». Lo que ocurrió después es bien sabido, las ventas de los vehículos impulsados por gasoil se desplomaron -a pesar de que los motores diésel modernos tienen unas emisiones de CO2 menores que los de gasolina, no así de NOx u óxidos de nitrógeno, pero a los apologetas del cambio climático solo les interesa la huella de carbono-; ante la incertidumbre generada los concesionarios estuvieron varios meses en blanco, y, finalmente, el año pasado las ventas del sector del automóvil en España cayeron un 4,8 %. Hablamos de la segunda industria nacional más importante, tras el turismo.

Ribera, ahora ascendida a vicepresidenta, cometió el error de alarmar y, lo que es peor, poner fecha de caducidad a un sistema de propulsión sin que exista una alternativa viable. Es decir, no tenía un plan B. Ya había coches eléctricos pero, igual que ahora, no existía una red de cargadores para abastecer a los casi 30 millones de vehículos que circulan en este país. Lo que en Europa (Alemania, Noruega...) llevan más de una década proyectando, aquí ni se vislumbra.

Aquí la solución ha sido prohibir la entrada de los coches con motores de combustión en el centro de las ciudades, primero en Madrid y Barcelona, pero pronto se extenderá al resto de urbes al albur de la «emergencia climática» declarada por el Gobierno. En el futuro, solo los automóviles con distintivo ambiental Cero o Eco podrán circular en vías urbanas. Pero el sistema de etiquetas de la DGT tiene un fallo. Los híbridos enchufables (PHEV) gozan de la bula gracias a su batería de ion-litio, que les permite circular en modo eléctrico entre 30 y 50 kilómetros. Pero, ¿qué pasan si sus dueños no los enchufan? Nada, porque pueden seguir funcionando con el motor de gasolina. Y hay PHEV como el Porsche Panamera Turbo S E-Hybrid, con 680 caballos, que cuando no van en modo eléctrico contaminan... como un coche de gasolina de 680 caballos. Seguro que Teresa Ribera no lo había pensado. ¿O sí?