«Se ofrece pintor...»

José Manuel Pan
josé manuel pan BAJO CUERDA

OPINIÓN

María Pedreda

19 abr 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Aparcó delante de mi casa. El conductor, de unos cincuenta años, se quedó al volante, con la vista perdida, oculto bajo la mascarilla. Del coche bajaron dos adolescentes, chico y chica, probablemente sus hijos. A toda prisa, como evitando miradas, fueron colocando en cada coche aparcado un folleto que era una petición: «Se ofrece pintor...». Y un teléfono de contacto. La escena era suficiente como para no interferir, ni siquiera desde la distancia, en lo que estaban haciendo aquellos niños que dejaban suavemente, casi con mimo, un papel bajo cada limpiaparabrisas. No seguí mirando. 

Tampoco los que pedían las primeras cañas en las terrazas miraban a aquellos dos chavales, centrados en la que, seguramente, era su primera aproximación al mercado laboral. Ayudaban a su padre a encontrar un trabajo, un dinero que llevar a casa, protagonizando uno de los capítulos más difíciles de una vida que se les empieza a complicar demasiado pronto. 

No eran asalariados de la limosna a la puerta de un supermercado. No. Eran un padre y sus dos hijos. Con coche, con zapatillas de marca, rogando por un trabajo. Tal vez sea esa la nueva pobreza. La que escribe sus carteles de ayuda con letra de imprenta y sin faltas de ortografía. La que tiene carrera y máster. Tal vez la pobreza 3.0. La que tiene Netflix y Amazon en casa, y ordenador y tableta. Y un móvil con datos ilimitados. La misma que con sus likes hace ricos a instagramers y youtubers. Es la pobreza oculta. Hoy la he visto: «Se ofrece pintor...».