Marruecos, nuestro falso amigo y mal vecino

Eduardo Vázquez Martul EN LÍNEA

OPINIÓN

Antonio Sempere

23 jul 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Lo que mal empieza mal acaba. La «marcha verde» no solo fue una vergüenza para España al permitir la invasión de un mal vecino y la desprotección del pueblo saharaui, que hasta tenía representación en «las Cortes de Franco». Eran tiempos de cambio político aquí en España, y a río revuelto… Marruecos con el beneplácito de alguna potencia por motivos estratégicos, que también están escritos, se aprovechó como es su costumbre.

Siempre, desde que leo periódicos, nuestro falso amigo y mal vecino -los hechos mandan- utiliza la misma táctica. No hay escrúpulos en utilizar a menores, mujeres o ancianos como ejército desarmado al permitir que atraviesen una frontera escapando del hambre como si todo el desierto fuese de su propiedad. En tiempos de bonanza Marruecos hace «la vista gorda» permitiendo la salida de su población en endebles pateras, en un goteo continuo de muerte. Pero si España intenta proteger a los saharauis por motivos humanitarios, Marruecos se cabrea a pesar de las recomendaciones ya históricas de las Naciones Unidas.

El grave problema no es tanto una invasión ilegal, que lo es, sino la utilización de población desprotegida -golpeada por el hambre o la ignorancia- para hacer presión política. No debieran considerarse como países serios aquellos que no cumplen con las mínimas leyes humanitarias y se mofan de los derechos humanos, se llamen, judíos, árabes, marroquíes, europeos, americanos, rusos o chinos. Algo habrá que hacer.

Europa, que presume de un legado humanista basado en fuertes principios y valores profundos, no puede seguir estancada y muda ante este «mercado humano», que es utilizado claramente con fines de presión política pero movido por el hambre generado en sus antiguas colonias.