Turistas

Fernanda Tabarés
Fernanda Tabarés OTRAS LETRAS

OPINIÓN

XOAN A. SOLER

10 ago 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Durante 75 días seguidos, un tráiler que circulaba por la N-550 a su paso por Salcedo permaneció empotrado en la casa contra la que había chocado un 6 de diciembre del año 2007. El fabuloso sincretismo que durante aquellos meses se estableció entre el camión y el edificio, y la espectacular maniobra de separación abordada tantas semanas después del choque, generaron un incipiente mercado turístico hacia Salcedo de personas convocadas por semejante prodigio. El interés quedó zanjado cuando una grúa de 110 toneladas despegó el tráiler de la casa, pero el proceso fue un experimento concentrado de cómo un enclave anodino puede acabar siendo un destino de peregrinación.

En realidad, casi cualquier chispa puede activar el proceso, porque ni siquiera importa que el punto de partida sea real. El mayor evento turístico gallego se sustenta, como se sabe, en una mentira, pero ese pecado original no ha supuesto contrariedad alguna para quienes llevan siglos acudiendo a Santiago para visitar a un apóstol que nunca estuvo.

Con millones de personas deseosas de participar en esa aventura con airbags que es el turismo, miles de lugares buscando coartadas locales que vender y las redes sociales metiéndole gas al asunto, los nuevos centros de peregrinación se pueden levantar con tres tuits y un tiktok atinados, porque casi todo es susceptible de ser engullido por el turismo.

Algo así se anticipa en el West Belfast, en el que hasta hace tres días católicos y protestantes mantenían una dolorosa y sangrienta batalla. Hoy el muro continúa en pie, pero los visitantes buscan con sus cámaras las esquinas más simbólicas en un turismo del conflicto y la guerra que hoy compite con el monumental. Todo vale para saciar el hambre de la gran industria del presente.