Desenterrar a Franco
Desde tiempos inmemoriales, los cuentos comienzan con la frase «Érase una vez...». A partir de ahora cambiarán a esta otra: «Una de las cosas por las que pasaré a la historia será...», y cada persona puede añadir cualquier trabajo, acción o gesta que haya realizado en su vida. Y como todo el mundo, por muy vago e inactivo que se sienta, tiene en su haber múltiples acciones, sean de la índole que sean, (a buen seguro, muchas de ellas más productivas y desde luego mucho más alegres que desenterrar a un muerto), pues nada, digamos todos, todas y todes al unísono cuál es la razón por la que deberíamos figurar en los libros de historia de los bisnietos. Seguro que verían la luz grandes logros de personas anónimas que son justas merecedoras ya no de una página, sino del libro entero. De esta forma se enriquecería sobremanera la Biblioteca Nacional, incluso nos atreveríamos a decir todas las bibliotecas del mundo. Al parecer, nuestro flamante presidente Sánchez ya sabe hasta la página en la que, a pie de foto, con traje color berenjena, constará por escrito que ha pasado a la historia. Por desenterrar a un dictador, cuando casi toda la población (unos más que otros, también es verdad) deseaba que siguiese bajo tierra por siempre jamás. Marisé Vilasuso. As Pontes.
Carrera profesional
Esa que todos tienen interés en conceder ahora, y que durante tanto tiempo negaron al personal interino con muchos años de antigüedad. Ahora los políticos tienen mucho interés en beneficiar con la carrera profesional a todos los trabajadores. Y no solo a los de larga duración, también a los eventuales. Esta corriente samaritana viene por el cauce que lleva a las cercanas elecciones. Nada que ver con la justicia y mucho con los votos. Tuvo que venir Europa a decir lo que ya sabíamos: que la carrera, al igual que los trienios, es un derecho de todos y cada uno de los trabajadores, y no un regalo del político de turno. A pasar de que a muchos trabajadores les fue reconocida en el año 2019, hasta el momento no vieron un duro. Y todo por culpa de gobernantes desconsiderados que, con su actitud discriminatoria, contribuyeron a que, dentro de la misma empresa pública, haya trabajadores de primera y de segunda, incluso de tercera. El mismo trabajo, el mismo esfuerzo y desigual sueldo. Y mientras tanto, los políticos de izquierdas, de derechas y de centro miraban para sus ombligos, y llenaban sus bandullos. Aplaudiendo y felicitándose entre ellos, como padres orgullosos de algún que otro éxito, al tiempo que certificaban la orfandad de todos sus fracasos. Xiana del Cabo.
Alguien se ha vuelto loco en Ourense
Ante la proximidad de las elecciones municipales, alguien ha decidido tirar la casa por la ventana o, mejor dicho, tirar nuestros impuestos por la ventana, el dinero que con tanto esfuerzo aportamos los ciudadanos. Llevamos unos meses asistiendo al desmantelamiento de la ciudad de Ourense. Se están destruyendo calles cuyos pavimentos se hallaban en perfecto estado e invirtiendo enormes cantidades de dinero en volver a pavimentar (parque de San Lázaro); realizar jardineras para los árboles (calle Curros Enríquez ); construir pasarelas mecánicas en una calle por la que se transitó siempre sin problemas (Concordia) y, para colmo, se contrata una iluminación mastodóntica cuya instalación, que ya dura más de dos semanas y con hasta cinco grúas, ha colapsado la calle del Paseo.
Con las innumerables necesidades que tiene nuestra ciudad, necesidades perentorias para muchas familias en estos tiempos difíciles, que un Ayuntamiento esté derrochando así el dinero público roza la malversación. María Jesús Duró Aleu. Ourense.