Mejillón-percebe: un conflicto interesado

Joaquín Riveiro Dieste EX GERENTE DEL CONSELLO REGULADOR MEXILLÓN DE GALICIA

OPINIÓN

Salvador Sas | EFE

30 mar 2023 . Actualizado a las 07:48 h.

La producción de percebe supone alrededor de 10 millones de euros de ingresos en primera venta, 400 toneladas de producto, el trabajo directo de 400 mariscadores y el indirecto de medio millar de personas. Son recolectores.

El sector mejillonero produce alrededor de 250.000 toneladas, con un valor de 175 millones de euros y con algo más de 2.000 productores, y genera 10.000 puestos de trabajo en Galicia (producción, canal de fresco y transformación, materias primas, astilleros, etcétera). Son cultivadores y es uno de los sectores que más material reciclado utiliza en su proceso (cuerdas, cadenas, plásticos…) con huella de carbono negativa. Y otro dato que no es baladí: el mejillón es la proteína más barata que tienen a su alcance los consumidores.

El problema es que la cría del mejillón crece en las autorizaciones marisqueras de las cofradías, pero no puede ser objeto de explotación por parte ellas. La ubicación de las dos especies en las rocas del litoral es diferente. Mientras la mejilla se asienta en las partes más horizontales y lisas, el percebe lo hace sobre las paredes verticales y recovecos, por tanto pueden convivir —lo llevan haciendo 60 años—, quienes no lo consiguen son percebeiros y bateeiros.

El daño humano a la población de percebe no proviene de los mejilloneros, sino de la actividad furtiva. Otra cuestión es que en los últimos años, por el cambio climático o la contaminación, la tasa de población de las especies que habitan el litoral se haya visto mermada. Las cofradías, que nunca han querido llegar a acuerdo, dañan un sector estratégico al obstruir su derecho a abastecerse de cría. Hace años se les cedió una fórmula intermedia al permitir que, con la guía otorgada a los mejilloneros, sus mariscadores pudiesen ejercer esa actividad. Un apaño social, no una solución al abastecimiento de semilla. A falta de argumento biológico o técnico, el conflicto no tiene más razón de ser que la capacidad de presión de las cofradías ante la Xunta, que ejercen con tan poca empatía como sentido común. Por no hablar de la constante intimidación y el riesgo real de actos violentos.

La Administración tiene el deber de garantizar la producción de mejillón. Sería una irresponsabilidad tirar por la borda el trabajo de muchos años, con la inversión de cuantiosos recursos, para posicionar este producto en el mercado español y comunitario. Hoy, el mejillón gallego es sinónimo de calidad. Si reducimos las cosechas, los competidores accederán a nuestra cuota de mercado.

¿Hay alternativas? Las hay. Xunta y sectores deben trabajar mucho más. Desde la creación de polígonos específicos a explorar colectores offshore, desarrollar el proceso en circuito cerrado o el aumento de cuerdas de pesca. Pero los resultados no son para ahora, sino a más largo plazo.