Los subsidios solo pueden ser temporales, por eficiencia y eficacia

Maite Cancelo PROFESORA DE ECONOMÍA CUANTITATIVA DE LA USC

OPINIÓN

Agostime | EUROPAPRESS

27 may 2023 . Actualizado a las 10:06 h.

Desde la salida de la pandemia y el aumento de la demanda de empleos por parte de las empresas españolas, vemos continuamente noticias sobre la incapacidad de las mismas de encontrar personas para ocupar esos puestos. De hecho, la última encuesta trimestral que realiza el Banco de España a las empresas recoge que el 35 % declararon que la disponibilidad de mano de obra ha tenido un impacto negativo sobre su actividad. Este porcentaje, además, se ha más que duplicado desde la pandemia y se agudiza en dos sectores: hostelería y construcción. Sobre esta cuestión también ha alertado Adecco que en España, con una tasa de paro que roza el 13 %, más de la mitad de los reclutadores de empleo tienen dificultades para encontrar candidatos para sus vacantes.

De hecho, desde el sector de la construcción se está pidiendo formar a trabajadores extranjeros para contratarlos en nuestro país, lo que ha provocado que hasta el secretario general de UGT defendiera que con más de tres millones de parados hay perfiles suficientes para cubrir las ofertas de trabajo, y que, si una persona que cobra un subsidio público rechaza una oferta de trabajo y una formación, el país se debería plantear si debería seguir cobrándolo o no.

En este sentido hay que señalar que, entre los numerosos subsidios y rentas públicas que existen en España, destaca el del SEPE que pueden percibir los mayores de 52 años, por el cual la persona parada (que cumpla con los requisitos fijados) puede percibir una ayuda de 480 euros al mes, que se cobrará de manera indefinida hasta la edad de jubilación, cotizando, además, para la pensión un 125 % de la base reguladora (unos 1.458,37 euros/mes).

Es cierto que estas políticas pueden tener un impacto positivo, ya que ayudan a reducir la pobreza y la desigualdad, pero su eficiencia y eficacia se produce cuando se utilizan de forma temporal, ya que a largo plazo pueden tener un impacto negativo sobre la oferta de trabajo, al desincentivar la búsqueda de empleo (tal y como se ha analizado en numerosos estudios económicos).

La solución no es sencilla, pero sí está claro que es necesario que tengamos subsidios temporales que no desincentiven la búsqueda de empleo, y aquí la Administración tiene que jugar un papel más activo, con un control más individualizado de los parados, que en muchos casos, tendrían que realizar cursos de formación para reciclarse hacia las ocupaciones en las que hay empleo y estar en búsqueda continua y activa de un puesto de trabajo.