Con andador y a lo loco por los pasos de cebra
Tengo 74 años y unos problemas de movilidad que me obligan a utilizar andador y actualmente me es imposible cruzar determinados pasos de cebra. Tengo, me imagino, los mismos problemas que otros tantos cientos de gallegos. Pongo como ejemplo el paso de peatones situado en Ramón y Cajal, cruce con Pastor Díaz, en A Coruña —uno de tantos que hay en Galicia—, pues el tiempo que permanece abierto el semáforo para peatones es mucho menor (no llega a medio minuto) que antes de que instalaran la rotonda en el cruce de la Casa del Mar. El tiempo para coches es tres veces mayor. «Virgencita que quede como estoy», decía el enfermo en Lourdes. He llamado en dos ocasiones al 010, en la primera (10 de mayo) tomaron nota para transmitirlo al departamento correspondiente; y en la segunda (25 de mayo), me dijeron que estaba en estudio modificar el tiempo de apertura del semáforo, lo que supongo que requerirá un acuerdo plenario del Ayuntamiento de A Coruña, antes de trasladarlo, a través de los diversos organismos estatales, a Bruselas para que emita su dictamen.
Los pasos de peatones, los semáforos, etcétera deberían estar diseñados para facilitar la movilidad a los ciudadanos, no, como parece actualmente, para entrar en el libro Guinness de los récords a la estupidez. Los pasos «más largos» no hacen más que añadir dificultades a las personas que tenemos problemas de movilidad. Si alguien puntualizase que en el caso del paso descrito líneas arriba hay una isleta en el medio, lo que permite cruzar la calle por «etapas», como las vueltas ciclistas, le diré que entonces se debería instalar una marquesina grande para los días de lluvia. M. López Rodríguez. A Coruña.
Sánchez o España
Alberto Núñez Feijoo planteaba en el día de ayer un dilema para las elecciones del 23J: «Hay que elegir entre Sánchez o España», un dilema que ya hemos oído en repetidas ocasiones a Díaz Ayuso. La derecha de este país está empeñada en lanzar el mismo mensaje: echar de España a todo aquel que apoye al Gobierno de coalición o, incluso, al que vote a la izquierda, en general. Porque votar a Bildu, mal; votar a los independentistas catalanes o gallegos, mal; votar al sanchismo, mal; votar a los podemitas, mal. Mal, mal, todo mal. Nos esperan semanas difíciles. Porque si en las pasadas municipales hemos escuchado que hasta «ETA está viva», ¿qué nos espera para estas generales? ¿Escucharemos alguna propuesta y plan de Gobierno o, por el contrario, seguiremos jugando con la opinión pública hasta límites insospechados? Yo opto por esto último. Bienvenidos y bienvenidas a la era Trump española. Ana Iglesias. Ponte Caldelas.
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