¿Erupción de turismo con el volcán Grindavik?
La erupción de un volcán en Islandia, en la península de Reykjanes, ha hecho sonar las alarmas de nuevo en la isla de hielo y fuego. Pero no es de extrañar en un paraíso natural que alberga más de ciento veinte volcanes. Se empieza a sentir la fuerza de la Tierra. Entretanto, los viajeros preparan la maleta y la cámara para atestiguar el evento, y es por ello que no han tardado en divulgarse, a través de las redes sociales, mensajes de cautela y rechazo ante la idea de subirse a un avión y volar al país para la ocasión. Ya se ha puesto en marcha, en este estado de emergencia, un plan para garantizar la seguridad de los turistas que se encuentran de viaje por la isla y minimizar los desplazamientos de entrada o salida del país. Un episodio natural en el que se estima una mayor actividad que en previas erupciones. Los recursos deben optimizarse para tratar de minimizar el impacto negativo que esto tendrá para la población afectada. «La zona está cerrada y nadie puede acceder a ella, por lo que no es el momento para hacer turismo ahí. En la última erupción vinieron muchos visitantes que se pusieron en peligro a sí mismos, por lo que tuvimos que llamar a los servicios de rescate, cuando estos ya tienen muchos otros trabajos que realizar», destacó Elín, una vecina del Norte de Reikiavik. A pesar de estas afirmaciones, ya se han visto en redes sociales tomas inéditas del volcán hechas por visitantes y curiosos. Al igual que en marzo del 2021 con el volcán Fagradalsfjall, o en agosto del 2022 con el volcán Geldingadalir, flujos de turistas atraídos por la erupción se están desplazando lo más cerca posible de la zona cero. El visitante ya ha encontrado otra motivación para impulsar su espíritu aventurero, aunque esto suponga cierto peligro. Como decimos en Galicia: «Con sentidiño». Sergio Muiño Freire.