«Un país en el que no se pueda disentir sin miedo no es libre»

OPINIÓN

Luisa Gonzalez | REUTERS

11 ago 2025 . Actualizado a las 17:24 h.

¿Quién será el siguiente?

Ayer falleció Miguel Uribe Turbay, precandidato a las próximas elecciones presidenciales de Colombia y mayor opositor al gobierno de Gustavo Petro. Una muerte trágica y desoladora, no solo por cómo ocurrió (fue tiroteado hace dos meses durante un mitin en Bogotá), sino por lo que significa para la democracia, cada vez más frágil y volátil en el país sudamericano.

Uribe se atrevió a alzar la voz, a hablar de los problemas reales de un país marcado por la violencia, se atrevió, en definitiva, a hacer oposición en un momento delicado y realmente convulso. Este episodio demuestra que, una vez más, la violencia, la intolerancia, la inseguridad y el odio siguen acampando a sus anchas por el país, y nadie hace absolutamente nada. El terrible asesinato de Uribe es un aviso para todos aquellos que creen que Colombia se merece cambiar de rumbo, porque ocupar el puesto que deja vacío ya no es un acto valiente, sino kamikaze, y ahí es donde reside el problema. Un país en el que no se pueda disentir sin miedo no es libre.

Colombia no puede volver a los tiempos en donde la política de sangre era la norma, no se merece volver a esos años oscuros, y los que tenemos raíces y familia allí no podemos mirar con indiferencia cómo la política del país va hacia la deriva de la libertad democrática. Alzar la voz contra las injusticias y la libertad no debe ser nunca fuente de temor ni algo que conlleve a la muerte, como le sucedió a Miguel Uribe, que pasará a la historia de una Colombia que busca cambiar y mejorar. Porque ahora la pregunta que se harán muchos en Colombia es: ¿quién será el siguiente? Eyner Fernández Meléndez. Lugo.

Antiguo depósito de agua en Arteixo

El periódico informaba el pasado 28 de julio sobre las actuaciones previstas por la Xunta en el monte de A Penouqueira (Arteixo). En la noticia se aludía al depósito existente en lo alto del monte, que «solo ha servido para ser vandalizado». Este depósito fue concebido y construido junto con otras infraestructuras lo largo de los años 60 y era una pieza clave para el abastecimiento de aguas de Arteixo. Hasta entonces, la estampa de las mujeres lavando la ropa en el río era habitual. A partir de 1987, el concello se encargo de la gestión de la concesión del suministro y las instalaciones. El depósito permaneció activo unos años más hasta que se realizó la conexión del abastecimiento a la red de A Coruña. Posteriormente, las instalaciones fueron abandonadas. Emilio Aldao.

¿Silencio cómplice?

El silencio cómplice de Abascal ante la reciente decisión de la Iglesia de posicionarse a favor de un adelanto de las elecciones choca ahora con su crítica a los obispos. Se puede estar de acuerdo o no con las decisiones gubernamentales en materia de política migratoria, pero el silencio de la Iglesia en esta ocasión está justificado por su labor humanitaria, no por afán de dinero ni de ocultar delitos, de calmar unos ánimos sociales que Vox caldea a diario contra un colectivo muy débil, al que lanza ataques gratuitos indiscriminados sin importar las consecuencias. La política migratoria puede tener la culpa de que los ciudadanos vivan peor en este país, pero los emigrantes no la tienen de intentar vivir mejor en este mundo, y las declaraciones de Abascal conforman un mensaje racista subliminal perfectamente dirigido a poner el foco de la ira ciudadana en los emigrantes. Hagan bien su trabajo para que los ciudadanos no la tomen contra quien solo lucha por su dignidad. Luis Cabaneiro Santomé. Lugo.