La calle de La Ronda, nido de poetas y cantores

La Voz

OURENSE

Manu y Peny recalan en el casco histórico de Quito (Ecuador)

11 abr 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

La Ronda, una calle bohemia, con historia. Su verdadero nombre es Juan de Dios Morales, pero si preguntas a cualquier quiteño por esta calle, pocos te sabrán responder. Sin embargo, si preguntas por La Ronda, todos te indicarán la dirección y te recomendarán algún sitio para tomarte un canelazo, bebida típica de Ecuador.

Situada en el casco histórico de Quito, esta calle ha sido testigo de serenatas, poesía y clandestinidad desde tiempos post-coloniales.

Los historiadores coinciden en que la calle ya estaba trazada en el mismo lugar antes de la llegada de los Incas, sobre el 1480. Posteriormente, los españoles también se interesaron por esta estrecha vía y la adaptaron a sus preferencias. Construyeron casas de estilo andaluz con patios interiores y balcones. También ellos le dieron el nombre, La Ronda.

Durante los siglos XIX y XX fue un espacio de arte popular referente para la bohemia quiteña. En ella habitaron o se «refugiaron» poetas, escritores, músicos, pensadores e incomprendidos de la época. Fue un rincón singular para la creación y la expresión. Por eso justamente el investigador Fernando Jurado Noboa la nombró «nido de poetas y cantores». Pero los años siguientes, La Ronda cayó en el olvido y la decadencia, llegando a considerarse una zona peligrosa.

Afortunadamente, a finales de 2005 La Ronda llamó de nuevo la atención de forma definitiva y la Alcaldía Metropolitana realizó una restauración integral del espacio público y de varias viviendas. Un papel primordial en la renovación de la calle lo tiene también el colectivo Manos en La Ronda, un grupo de artesanos que montaron allí sus talleres. Los creadores partícipes son los ganadores de un concurso propuesto por el Municipio de Quito con la finalidad de despertar el interés hacia el trabajo manual y tradicional. Estos proyectos están organizados en cuatro casas; la casa 989, 925, 762 y 707. Helados artesanales, sombreros hechos a mano, juegos tradicionales, productos a base de miel de abeja , tallado en madera, forja artística y platería son algunos de los talleres que abren sus puertas al público local y extranjero de forma gratuita. Cada pieza es única y la experiencia inolvidable.

La calle de La Ronda, con sus recuerdos y sus memorias quiteñas está hoy totalmente rehabilitada y vibrante. Llena de talleres abiertos, cafeterías, bares, tiendas y espacios de arte. El lugar recuperó su dinámica y su encanto, y tanto los locales como los turistas la visitan con frecuencia. La Ronda vuelve a ser una de las joyas del casco histórico del Quito.

Hemeroteca 

Capítulo 2: Otavalo y sus mercados indígenas

Capítulo 1: San Agustín y sus seres místicos

 Si quieres saber más sobre Manu y Peny, aquí te dejamos el enlace a su reportaje de presentación: «Queremos enseñar que el mundo es más hospitalario de lo que lo pintan».