«Intenté inculcar los conceptos de educación, formación y respeto»

Cándida Andaluz Corujo
cándida andaluz OURENSE / LA VOZ

OURENSE

MIGUEL VILLAR

José Miguel Reza Pérez acaba de jubilarse tras más de cuarenta años impartiendo Electrónica en Ourense

15 oct 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Hijo de maestros, Jose Miguel Reza Pérez estudió con sus padres en Cartelle, de donde es natural. Sus primeros recuerdos en la capital los tiene de cuando acudía a la ciudad para examinarse, al Otero Pedrayo, su instituto de referencia. Su niñez la dedicó a los estudios y al campo hasta que a los 14 años ingresó en el colegio Maristas. Como explica un gran paso: «De vivir libre a ser interno». Tras hacer el Bachillerato decidió desplazarse hasta Madrid en donde estudió Ingeniería Industrial. «Desde pequeño fui fan de las Matemáticas y de la Física. Desde del colegio nos dirigieron el camino y creímos que era lo mejor», dice. En la capital compartió al principio piso con unos amigos de Cartelle, aunque más tarde decidió vivir con unos compañeros de la facultad. Tenía entonces 18 años: «La primera impresión que te causa es de cambio radical. De andar en coches de línea por carreteras de tierra a pasar a una gran ciudad... Fue un choque. Pero en la escuela había gente de toda España y nos íbamos adaptando». Al acabar la carrera, José Miguel Reza regresó a Ourense. Había muchas posibilidades de trabajar, afirma. Comenzó dando clases en Josefinas de Matemáticas y Física. Eran principio de los 70. «Como en casa siempre había visto a mis padres dando clase, pensé que la enseñanza era una buena vía», dice. A los pocos meses se desplazó a A Carballeira. Comenzaba lo que hoy es Formación Profesional, que entonces se llamaba Maestría Industrial. Aparecieron las especialidades y José Miguel Reza comenzó a impartir Electrónica. Pasaron diez años y tras aprobar las oposiciones como profesor le tocó la tarea de dirigir un nuevo centro. En 1982 nació el instituto de A Farixa. Desde ese momento hasta hace apenas unos meses, cuando se jubiló, estuvo al frente del centro. Entre medias hizo la cátedra de Sistemas Electrónicos.

Por sus aulas han pasado alrededor de 8.700 alumnos. Recuerda los primeros años de A Farixa como una época ilusionante pero compleja. «Medios materiales no había y hubo que hacer esfuerzos titánicos por parte del profesorado. Pero poco a poco empezabas a ver que los alumnos salían y encontraban un puesto de trabajo. Eso te daba más empuje», explica. Durante este tiempo también ha tenido que ser alumno. El avance de la electrónica, de las nuevas tecnologías, en definitiva de la sociedad, le llevó a atener que actualizarse constantemente. Tanto, que a lo largo de su carrera ha realizado más de doscientos cursos de electrónica. «Teníamos que formarnos, la renovación era continua», afirma. En medio de los cursos muchas veces tenía que variar las materias por la velocidad en la que todo avanzaba. «Una cosa que siempre pensé fue que los profesores de las áreas de FP debían de haber trabajado antes de ponerse a ejercer. Creo que es vital». Reza ejemplifica la revolución de la enseñanza afirmando que ahora mismo en las aulas solo hay mesas y ordenadores. «Algo que era impensable no hace mucho», destaca. Subraya que aunque ha habido avances tecnológicos que han repercutido en la forma de enseñar, sigue siendo muy importante que el alumno tenga conciencia de lo que hace: «Si no se preocupa de su formación y de que lo que está haciendo es para resolver su vida en el día de mañana, mal vamos». Con la vista puesta en su desarrollo profesional dice: «Intenté inculcar los conceptos de educación, respeto y formación». Cree que antes los jóvenes lo tenían más claro que ahora. La razón es que: «Había más necesidades que ahora. Yo mismo cuando era estudiante tenía claro que priorizaba el estudio a la diversión, porque lo necesitaba. Había más conciencia de esfuerzo».

En primer persona. Fue el primer director de A Farixa, centro en el que acaba de jubilarse.

Su rincón. En los Jardinillos del Padre Feijoo esperaba de niño a examinarse. Allí descubrió la ciudad.

«Al tejido empresarial ourensano le cuesta adaptarse a los alumnos de FP»

Jose Miguel Reza lleva años detectando que los alumnos de A Farixa tienen claro lo que quieren hacer y destaca el éxito que tienen aquellos que se van fuera: «Ourense no es consciente del potencial que tiene. Al tejido empresarial le cuesta mucho adaptarse a los alumnos de FP. Hay empresas que están obsoletas y los alumnos van más avanzados. La renovación en la empresa tiene que ir con los tiempos». En este aspecto, apunta que dos alumnos que se marcharon de Erasmus ya tienen trabajos en las empresas en donde hicieron las prácticas, uno en Londres y otra en Irlanda. Y los éxitos de sus alumnos los vive como propios. Cree que la capital tiene una necesidad urgente de ponerse al nivel de otras ciudades, y que esto pasa por aprobar el PXOM. «¡Generaría tal cantidad de puestos trabajo! Será un beneficio social muy importante. Lo que no se puede es tener a una ciudad paralizada por desencuentros. Nuestros dirigente no se dan cuenta de que es un perjuicio gravísimo», dice. A los profesores que ahora empieza les recomienda: «El que quiera dedicarse a la formación debe enseñar educación y materia actualizada. Y tener claro que lo que enseñas es lo que los alumnos podrán utilizar en el futuro para disfrutar de su vida». Elige los Jardinillos del Padre Feijoo como punto de referencia en la ciudad. Porque es el lugar, con O Posío, en donde esperaba cuando venía a la capital a examinarse por libre. Son imágenes que quedan grabadas. También habla de As Burgas como referente, pero de las de hace 40 años. Y enseguida afirma: «Hoy es un desastre como está todo eso. Es una pena. Hay construido un muro de bloque que es vergonzoso».