En 1988 Pablo Rodríguez Oitabén salía en defensa de esta especie tras matar un guardia jurado a un reptil que encontró en un inmueble abandonado
17 oct 2018 . Actualizado a las 05:00 h.«O feito de matar a tiros a unha serpente pitón é algo brutal e totalmente innecesario tendo en conta que iste reptil non é perigoso e considerando ademais que é unha especie protexida», explicaba Pablo Rodríguez Oitabén a La Voz de Galicia tal día como hoy de 1988.
Las declaraciones venían a cuento de un suceso acaecido en Monforte de Lemos pocos días antes en el que un guardia jurado había matado con una escopeta a una pitón que encontró en un inmueble abandonado. Y, aparte de mostrarse apenado por el desenlace del reptil, aclaraba que las serpientes pitón, tan temidas y malentendidas por la mayor parte de las personas, no comen niños, como algunos rumores afirman. Las piezas que constituyen la dieta de este animal están íntimamente relacionada con su longitud puesto que solo pueden devorar animales que alcancen un tamaño máximo del doble de su cabeza.
Oitabén hablaba desde la experiencia de vivir con una pitón en su casa.