En blanco y negro

tareixa taboada OURENSE / LA VOZ

OURENSE

MIGUEL VILLAR

El factor expresivo de la imagen contemporánea monocroma en Galería de Arte Marisa Marimón

21 ene 2019 . Actualizado a las 07:56 h.

«No hay luz sin oscuridad, no hay valor sin miedo, nada existe sin su opuesto». Bucay.

La galería de arte Marisa Marimón presenta Propuestas para una colección: En Blanco y Negro una magnífica colectiva comisariada bajo la experiencia consolidada de Marisa y Nuria Marimón e integrada por los artistas de consideración internacional Antón Cabaleiro, Daniel Canogar, Almudena Fernández, Marcelo Fuentes, Chema Madoz, Ruth Morán, Marina-Morón, Pedro Proença, Manuel Vázquez y Juan Cuéllar desde sus personales aportaciones multidisciplinares. Este ocurrente homenaje al dibujo y la fotografía en blanco y negro se enorgullece con la obra del reconocido artista, Premio Nacional de fotografía, Chema Madoz en su ingeniosa poética del objeto captada en el momento decisivo, creaciones únicas, imágenes de una naturaleza contemporánea con perspectiva de bodegón interior, soberbio coleccionista de formas que reflexiona sobre el objeto, la memoria, los usos y la imaginación.

El blanco y negro identifica su imagen sorprendente y surrealista con la de Man Ray, implica para el artista, un ejercicio de síntesis, de reducción monocromática así como en el número de objetos que contrapone como dualidad y antítesis. Además del equilibrio que enfrenta le permite subrayar texturas que suscitan vínculos y asociaciones mentales entre los objetos y las metáforas visuales que escenifica en la magia de lo cotidiano. La obra que presenta la galería Marisa Marimón del autor utiliza la bicromía del blanco y negro en la geometría del ajedrez en papel de gelatina virado al sulfuro.

La imaginación y la habilidad técnica del autor Pedro Proença se aprecia en sus tintas chinas. Filigrana erudita mezcla de lo fantástico y alegórico de trama manierista y ornamental, irónico y excesivo con un trazo y una maestría sorprendente. Magnífica representación de la exposición Una película de piel son los grabados de Daniel Canogar Palpitaciones.

Es austero el dibujo contenedor de contornos de figuraciones blandas de Antón Cabaleiro.

Manuel Vázquez plantea el enfrentamiento entre realidad y ficción a través de la fotografía alterada por la trepidación de la imagen, instrumentalización del paisaje urbano en el desenfoque expresivo. Ciudades con su vertiginoso ritmo, controversias y latidos. Las gravitaciones de Ruth Morán se consolidan a través de unas composiciones que equilibran dibujo y pintura y transmiten la oscilación del cuerpo levitante a través de su artesonado expresivo como una ornamental enredadera de embriagadora línea de filigrana de orfebre y en el caos ordenado del horror vacui, representación infinita del paisaje. Cosmogonía lineal y elementos en suspensión. Partículas gravitatorias y universos de emoción en blanco y negro.

Espacios inhabitados

Los espacios inhabitados de Marina-Morón, colectivo artístico formado por Jesús Marina y Elena Morón reflexiona sobre los límites del espacio, la realidad y el paisaje habitado, hábitos, lugares y no lugares registrados en imágenes construidas mediante planos cerrados o abiertos en exceso con los límites contextuales perdidos y una notable ausencia de presencia humana. Sus escenográficas reales transmiten cierto vértigo de angustia, con una atmósfera abierta que funciona, paradójicamente, tan opresiva como inabarcable. Espacio que limita el paisaje como arquitectura, adrenalina implacable de la ciudad y retratos del vacío.

El trabajo de grafito sobre papel de Almudena Fernández adquiere calidades táctiles a través de su formula expresiva. Reivindica la utilización del papel como soporte y medio de la definitiva realización plástica frente a su uso como medio de estudio. Elabora una sofisticación del dibujo en una suerte de entramados de nudos de múltiples interpretaciones conceptuales, concreciones neuronales, asociaciones nerviosas que se presentan entreveladas por la semitransparencia que constituye una veladura sutil de la imagen que subyace.

Sorprendente es la obra de Marcelo Fuentes cuya soberbia maestría técnica juega con la percepción del espectador con un virtuosismo plástico en el uso del grafito de rigor fotográfico. Revolucionaria es la impronta de Juan Cuéllar en la exposición, con su colección de motivos reinventados que persisten en el imaginario colectivo. Su utopía iconográfica emocional y contradictoria de antihéroes heridos e incompletos que exhiben sin pudor ni gloria sus cicatrices como seres amputados, una cosificación de un tiempo congelado y estandarizado convertido en símbolo posvanguardista en el que se mezcla la ilusión y decepción contemporánea.