Envejecer entre rejas

Luis Gulín EL DESCORCHADOR

OURENSE

«Los servicios sociales penitenciarios constatan que entre muros los internos envejecen más rápido: problemas cardiovasculares, diabetes, hepatitis y otras enfermedades son constantes en el historial médico»

24 jun 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

Hay un colectivo de personas encarceladas al cual se le presta poca atención, los llamados internos sénior, los presos 60+. Uno de los centros penitenciarios más grandes de Europa, el alemán de Bielefeld-Senne, es uno de los referentes para estudiosos de geriatría penitenciaria. Tiene un módulo específico para acoger alrededor de 100 personas, con una infraestructura adaptada a este colectivo. Hay algunos que tienen condenas de hasta 40 años sin posibilidad de salir antes a la calle y otros que por razones de la vida entran por primera vez en prisión siendo mayores de 60 años, muchos de ellos por delitos contra la propiedad o falsedad documental. La propia dirección general de centros penitenciarios del Land de Renania del Norte Westfalia reconoce que los gastos para este colectivo son más elevados por precisar cuidados y atención más especializada. Los baños y las duchas están adaptadas, igual como las celdas con sus camas y muebles. La mayoría de estos internos sénior participan activamente en los diversos talleres ocupacionales, siendo obligatoria su asistencia hasta los 65 años. Ahora sí, los servicios sociales penitenciarios constatan que entre muros los internos envejecen más rápido: problemas cardiovasculares, diabetes, hepatitis y otras enfermedades son constantes en el historial médico. En casos de demencia o dependencia grave son externalizados en residencias geriátricas normales. El problema reside cuando te dan la libertad con 70 años. Algunos delinquen para volver otra vez, por no tener familia, ni ingresos, ni derecho a una plaza en una residencia.