Fausto y el diablo

OURENSE

27 jun 2019 . Actualizado a las 22:43 h.

Insatisfecho con su vida, Fausto vendió su alma al diablo, de la mano del demonio Mefistófeles. Este personaje de leyenda alemana protagonizó cientos de obras, aunque la más conocida sea, seguramente, la que escribió Goethe.

-Fausto: ¿Y cuál será mi obligación a cambio?

-Mefistófeles: Tiempo tiene de pensarlo.

-Fausto: No, no; porque el diablo es un egoísta y no suele sernos útil por amor de Dios; así que dime tus condiciones y habla claro, porque no deja de ser peligroso tener en casa semejante servidor.

-Mefistófenes: Quiero desde ahora obligarme a servirte y a acudir sin tregua ni descanso aquí arriba a la menor señal de tu voluntad y deseo, con tal de que al volver a vemos allá abajo hagas tú otro tanto por mí.

-Fausto: Poco cuidado, en verdad, me da lo de allá abajo; empiezo por destruir este viejo mundo, ya que proceden de la tierra mis goces y la que es ese el sol que alumbra mis penas; una vez libre de él, que suceda lo que sea. Poco me importa que en la vida futura se ame o se odie, ni que tengan esas esferas encima ni abajo.

-Mefistófenes: Si tal es tu disposición, puedes aceptar muy bien lo que te ofrezco; decídete y conocerás por supuesto las delicias que puede aportar mi arte, y te daré lo que ningún hombre ha llegado a vislumbrar siquiera.

Fausto no ha sido el primero ni el último que al pactar con el diablo pierde el alma. También los habrá que no, quién sabe. Lo cierto es que la trágica historia de Goethe no solo es universal sino atemporal. Cambiar alma por poder.