Incendio a las puertas del cielo

Tareixa Taboada OURENSE

OURENSE

Santi M. Amil

Marita Carmona presenta «Humo» en el Espacio de Arte de Roberto Verino

27 sep 2020 . Actualizado a las 20:10 h.

«Qué maneras tan curiosas de recordar tiene uno… qué maneras tan curiosas… hoy recuerdo mariposas que ayer solo fueron humo, mariposas, mariposas que emergieron de lo oscuro. Bailarinas silenciosas», Silvio Rodríguez.

Misterio, humo y batir de alas presenta la artista Marita Carmona en la que es su primera exposición en Ourense y es el Espacio de Arte de Roberto Verino, el que acoge la excelente exposición que lleva por nombre el sugerente título: Humo. La artista madrileña con sólida trayectoria en el mundo del arte se expresa en la inquietante trepidación de lo figurativo y simbólico, alternando metáforas y alegorías con la borrosa realidad de lo cotidiano y efímero, envuelto en enigmático humo. De manera intuitiva, comienza a experimentar con ceras para posteriormente caminar la llama de una vela sobre la superficie pictórica y sin conciencia de ello, revisando la surrealista técnica del fumage o ahumado; humo como procedimiento pictórico, una forma de creación automática para la producción de imágenes, gracias a la activación del subconsciente y la imaginación, ideada y popularizada por Wolfang Paalen en 1936 en Tierra Prohibida a través de la experimentación con una vela o lámpara de queroseno que definiría una impresión en el lienzo o papel. Muy utilizada en el surrealismo por la aportación de grisalla en contraste con la vitalidad del óleo y su extensa variedad en la escala de grises, además de su aportación como estructura aleatoria capaz de potenciar la imaginación y libertad del artista y del espectador, es explorada por Dalí, rebautizándola como sfumato y en los 60 con una imaginería no representativa ni figurativa en las Pinturas con fuego de Yves Klein, los Cuadros experimentales con vela a finales de los 90 de Jiri Dokoupil y en obras de Roberto Matta y Alberto Buri, con precedentes en Max Ernst y André Masson.

Marita Carmona utiliza la técnica del ahumado desde dos fórmulas de experimentación opuestas: por una parte constituye un método de exploración basado en la improvisación inconsciente y por otro lado como forma constructiva y constituyente de la obra en la creación de una atmósfera para la expresión de un lenguaje simbólico y cargado de emoción que establece en el humo el modo de conexión de la memoria con la realidad personal, con su definición de artista como el estruendo producido por el batir de alas de millones de pájaros, la inspiración y el recuerdo sobrevuelan una obra de magnífica lucidez y profunda carga emocional.

Resultan exquisitas las series en papel HUMO de matiz expresionista y rayonista en la distorsión y halla en la mancha cromática efervescente tensión expresiva. Carmona presenta una excelente colección que dialoga con el diáfano espacio que el diseñador Roberto Verino, sensible a las manifestaciones, expresiones y discursos del arte contemporáneo, dedica a su promoción. La artista, con un montaje que subraya el fluir expresivo de su creación de fragilidad etérea, concilia lo orgánico con lo sutil en un estado de tránsito interdimensional que comunica a través de puertas invisibles: la vida con la muerte, lo estático con lo evanescente y el azar a través de metáforas obsesivas como la ianua caeli o símil de la pintura como puerta que permite el paso a un viaje al abismo interior de la conciencia con cierto carácter de exorcismo, tránsito espiritual laico en el temblor y la vibración de la imagen desacralizada, poderosa, honesta en la desfiguración que existe en la humanidad vulnerable de nuestras dudas, el desafío inmenso de la vida y sus contradicciones y el ciclón de la creación como necesidad expresiva, convulsión, combustión.

Resulta apasionante cómo la mirada de la artista recaba en las partículas ínfimas del taco de nuestra más despreciada cotidianidad. Atesora en el polvo del recuerdo de los cristales aprehendido con extrema delicadeza para reflexionar sobre las transferencias del estado sólido al etéreo, de lo consciente a lo irracional y el instinto con una inteligencia emocional y una sensibilidad capaz de hacer resurgir las formas del caos que las integra con el descubrimiento de lo fortuito y unificando vibraciones y dimensiones universales y personales, desentrañando con misterio el mapa de su propia cartografía emocional con extraordinaria libertad, sin concesiones baldías o estéticas. La belleza de lo inestable, lo transportado por el viento que ingrávido adquiere propiedades mágicas. Entre humos y aves, brumas y luces, ¡vuela alto, compañera!