«Picasso é un pintor como a copa dun pino, pero a min non me gusta»

María Cobas Vázquez
maría cobas O BARCO / LA VOZ

OURENSE

Eva María Docampo abrió O Mundo de Popitas en marzo del año pasado
Eva María Docampo abrió O Mundo de Popitas en marzo del año pasado LOLITA VAZQUEZ

La valdeorresa Eva María Docampo disfruta con la pintura clásica, y Velázquez es su autor favorito

18 ene 2021 . Actualizado a las 23:25 h.

Desde niña siempre llevaba un lápiz en la mano. O colores. O pinturas. Cualquier herramienta que le permitiera pintar. En casa, en el cole, en las actividades extraescolares... Eva María Docampo (O Barco, 1987) aprovechaba cualquier momento para pintar. Y cualquier lienzo, incluso el que ella intuía en las paredes de su casa, para disgusto de su madre. Siempre intentando aprender más. Siempre con sus clases de pintura después del cole. Así que cuando llegó el momento de pasar a la universidad, tenía claro su futuro. Pero no superó el acceso a la facultad de Bellas Artes de Salamanca, así que dio un giro a su vida y estudió un ciclo de Topografía. No dejó de pintar. Ni tampoco cuando dio el salto al mundo laboral, primero como topógrafa y después en un supermercado. Y siguió pintando -fundamentalmente óleos- cuando se marchó a Inglaterra a estudiar inglés.

Ya de vuelta en Galicia, le surgió la posibilidad de formarse en una academia privada en Madrid. Y no se lo pensó. Había llegado su momento. Fueron dos años en los que aprendió muchas otras técnicas. «Desde que me ensinaron o pastel, afeccioneime máis á acuarela», relata. Explica que como el óleo tarda tanto en secar, «non dá a manobra para facer traballos rápidos», así que ahora se debate entre ambas técnicas. Sobre su estilo, lo tiene claro. «Son de clásico», asegura. Y tanto, cuando cita a Velázquez como su referente. «Picasso é un pintor como a copa dun pino, pero a min non me gusta. Eu son de realismo, de mirar un cadro e ver o que é cada cousa», señala.

Rematada la formación, comenzó a trabajar en un taller de restauración, en el que siguió aprendiendo nuevas técnicas. Y ahí estaba cuando decidió que era el momento de volver. Tiraban la familia y los amigos, y no ayudaba el coste de vida en la gran ciudad. Así que en agosto del 2019 regresó a Valdeorras.

Animada por los que la quieren, dio el salto para crear su propio estudio y enseñar a otros todo lo que había aprendido. «Sempre tiven a idea de montar algo, e tanto a familia como os amigos me animaban», relata. Y arriesgó. Nació así O Mundo de Popitas, que abrió sus puertas el 5 de marzo del 2020. Pocos días después tuvo que cerrar la verja. Comenzaba el confinamiento, que no se tomó bien. «Moi duro dicirlle á xente que non podía volver máis, e que non sabía cando volvería abrir», recuerda.

Regresó al trabajo en el mes de mayo, pero la sociedad había cambiado. Había miedo, así que varios de sus alumnos no volvieron a clase; aunque con el paso de las semanas la situación fue mejorando. «As nais fóronse animando máis, e os nenos tamén foron perdendo o medo a saír da casa», recuerda Docampo. Las necesidades de conciliación de las familias también fueron una baza para ir ganando alumnos. Y ahora, dice, la cifra ya es buena.

En sus clases uno puede aprender a dibujar, a pintar, a esculpir en barro... o incluso a hacer tazas de arcilla polimérica o llaveros.

«É moi gratificante notar que o bebé te toca cando pintas unha barriga»

Desde hace dos años, Eva María también pinta barrigas de embarazadas. Surgió casi de forma anecdótica, ante la petición de una amiga que iba a tener un bebé. A ella le gustó y también a quienes vieron las fotos de su trabajo, así que le fueron saliendo encargos de esta índole.

Para pintar sobre la piel utiliza una pintura específica, que evita alergias y reacciones. Cuenta que es una experiencia diferente a cualquier otra. Y que no hay dos bebés iguales. Recuerda uno que no paró de moverse en todo el tiempo, pero lo habitual es que no reaccionen en el momento inicial. «Ao primeiro contacto non acostuman facer nada, pero despois si, cando levas media hora ou así, cada vez que pos a man van buscándoa», cuenta. Asegura que es «moi curioso e tamén moi gratificante notar que o bebé te toca, que reacciona, cando pintas unha barriga».

Cuando hay hermanos mayores, Docampo deja que colaboren en el dibujo, lo que convierte el proceso en un momento mucho más especial. Y para quien quiera un recuerdo tangible, la artista también hace moldes de escayola de las barrigas.

Asegura que le encanta trabajar con niños (aunque también tiene alumnos adultos), porque no están sometidos a estereotipos ni cánones de ningún tipo. «A imaxinación dun neno non está coaccionada polos maiores», señala Docampo. Y lo explica: «Eles poden ver a metade do ceo azul e a metade do ceo rosa, e píntano así. A imaxinación dun neno é moitísimo mellor que a dun adulto».