Ourense rebaja el paro en 875 personas en julio pese al impacto de la quinta ola

Rubén Nóvoa, Lúa Rodríguez OURENSE / LA VOZ

OURENSE

La hostelería está sufriendo las consecuencias de esta nueva ola de coronavirus.
La hostelería está sufriendo las consecuencias de esta nueva ola de coronavirus. BRAIS LOUREDA

La provincia ganó en un mes 1.115 afiliados a la Seguridad Social

04 ago 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Julio es un mes tradicionalmente positivo para el empleo. La campaña de verano anima las contrataciones en el sector servicios, que tiene un gran impacto en la economía ourensana. Las restricciones marcadas por la quinta ola del covid-19, que entraron en vigor en la provincia a mediados de julio, tuvieron un impacto en la hostelería pero aún así el sector terciario se convirtió en el eje sobre el que pivotó el descenso del paro (-578). Según los datos facilitados por el Ministerio de Trabajo y Economía Social, en la provincia ourensana el desempleo descendió en el último mes en 875 personas, un 5,49 %. Con esta rebaja, la cifra de apuntados en las oficinas del SEPE se sitúa en 17.325. Se trata de 2.241 personas menos que en el mismo mes del año pasado.

También en términos positivos se movió la afiliación a la Seguridad Social, con 103.591 cotizantes, lo que supone una subida de 1.115 en solo un mes y de casi 2.000 en el último año. El colchón de los ERTE todavía es una herramienta a la que se aferran muchos empresarios para tratar de salvar empleos. En el caso de Ourense, aún están en esta situación un total de 1.615 trabajadores (440 menos que en junio).

Precisamente, la llegada de la quinta ola está detrás de un descenso en el desempleo que no es tan rápido como esperaba la patronal. «Ha sido un mazazo y nos ha pillado por sorpresa en el inicio de un verano que prometía ser mejor. La evolución de la pandemia va permitiendo recuperar el empleo aunque no en los términos que nos gustaría», explican desde la patronal ourensana. Desde Comisiones Obreras lamentan que la caída en el paro se base en contratos precarios.

BRAIS LOUREDA

 «Nos estamos recuperando, pero es inviable mantener a tantas personas en la plantilla»

La contratación en el sector se ha visto frenada con las nuevas restricciones vigentes desde mediados de mes

La hostelería no acaba de levantar cabeza desde que empezó la pandemia del coronavirus. Cuando las restricciones empieza a relajarse, otro palo les golpea. En Ourense, los hosteleros están cansados de que se les impongan medidas ante la subida de contagios. Ahora hay que mostrar un certificado de vacunación, haber pasado la enfermedad o enseñar una prueba negativa para poder entrar en el interior de los locales de la ciudad. «Estamos pagando nosotros por cosas que se permitieron, como los botellones», apunta Abelardo Moreiras, encargado de la tapería Portovello.

Durante los meses de verano, las plantillas aumentaban debido a la cantidad de clientes que cada día llenaban los locales de la ciudad. Sin embargo, desde que empezó la pandemia, muchos empresarios han tenido que prescindir de parte de sus trabajadores: «Nos estamos recuperando poco a poco, pero es inviable mantener a tantas personas en la plantilla», asegura Bibiana Darriba, que trabaja de camarera en la cafetería Lord. En la cafetería Le Bon Vivant, situada en pleno parque de San Lázaro, también han tenido que reducir el número de trabajadores. «Todos los veranos contratábamos a más camareros. Ahora a entrado una chica nueva, pero para cubrir la marcha de otra», asegura la encargada Silvia Doallo.

 Las pérdidas cada vez se notan más. A pesar de la llegada del verano, los hosteleros no son optimistas y ven complicado remontar económicamente. «Ahora en verano es más difícil recuperarse. La gente se escapa al pueblo, a la playa...», explica Doallo.

También la hostelería ourensana ha notado que los turistas no consumen tanto. «Estos días sí que empieza a haber un poquito de turismo, pero no ha aumentado mucho». Algunos no confían en este mes de agosto. «No tenemos las expectativas muy altas con respecto a estas semanas de verano», asegura Doallo. Otros no pierden la ilusión y las ganas de seguir adelante. «La cosa está un poco floja, pero hay que ir sobreviviendo poco a poco», comenta Darriba.