La escena ha sido contada y representada en infinidad de ocasiones y de formatos. Los músicos del Titanic tocando mientras el barco se hunde se han convertido en un recurso común para ponerlo en relación con otros comportamientos que nos pueden parecer absurdos en momentos de crisis.
Así, por ejemplo, nuestro planeta se hunde, como el Titanic. O mejor dicho, se derrite. El calentamiento global y la coyuntura derivada de la guerra en Ucrania invitan a un cambio de paradigma en el uso que hacemos de la energía. Sin embargo, hay quien prefiere seguir tocando el piano, como si no pasara nada. Mientras el Gobierno invita a los ciudadanos a poner el aire acondicionado más alto para ahorrar, en algunos ayuntamientos ese mensaje de contención no ha calado. Un caso evidente es el del alcalde de Vigo, que esta misma semana ha posado satisfecho para anunciar el inicio de los trabajos para la instalación de la iluminación navideña. Pero Ourense tampoco no se queda atrás. El gobierno liderado por Gonzalo Pérez Jácome ha sacado a concurso las luces por cerca de 600.000 euros, en torno a un 30 % más que en la última ocasión. No es de extrañar, teniendo en cuenta que el pasado mes de julio, en plena alerta por la sequía y con mensajes de la Xunta llamando a los ayuntamientos a ahorrar agua, el alcalde inauguró en bañador un parque de juegos acuáticos en el Posío.
Aunque todo se hunda a nuestro alrededor, por lo menos que la crisis nos pille fresquitos y bien iluminados. Y si puede ser con una orquesta tocando, mejor que mejor, como en el Titanic.