Tito Vázquez, aficionado al Rali de Ourense: «Menos la nevera portátil, el resto ha cambiado mucho»

CHIQUI GUTIÉRREZ OURENSE

OURENSE

Aficionados del Rali de Ourense en el tramo de Castro de Beiro en 1977
Aficionados del Rali de Ourense en el tramo de Castro de Beiro en 1977 TITO VÁZQUEZ

El veterano seguidor de las pruebas automovilísticas, recuerda el auge de las primeras ediciones del rali ourensano

15 jun 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Aquellos ralis de antaño, cuando el automovilismo comenzó a causar furor en Ourense a mediados de los años setenta, están en el recuerdo de muchos ourensanos que los disfrutaban como la mejor romería del año. «Las altas temperaturas durante el día por Bande, Xinzo, Amoeiro o Carballiño y las frescas noches en el Rodicio, Pena Corneira, Trasalba, Baldrei o Xestosa hacían que prepararse para ir al rali fuera algo más que ir de magosto o de excursión. Lo principal, el coche bien revisado, todas las plazas ocupadas y en el maletero desde las sillas de playa y mesa, pasando por gorras, cazadoras y ropa de abrigo nocturno, las empanadas, bocadillos y la siempre inevitable nevera portátil, lo único que no ha cambiado a día de hoy», comenta José Vázquez, Tito, un veterano aficionado a las pruebas automovilísticas. «Fundamental era la radio, si el coche no la tenía o si quedaba alejado del lugar donde se iba a disfrutar del paso de los participantes había que llevar una portátil para seguir la prueba». Y es que el Rali de Ourense es el pionero en España en ser radiado desde sus primeras ediciones en aquellas retransmisiones tan brillantes del desaparecido Gonzalo Belay y sus colaboradores.

Las pandillas subían caminos y carreteras, buscaban la mejor ubicación y allí se instalaban, generando masas humanas en las que, a veces, más de tres o cuatro mil personas teñían el monte de colorido como una enorme grada de un campo de fútbol. «En Puente Linares-Bande, un tramo con una espectacular bajada que acababa en un puente, en aquel monte podría haber más de diez mil personas, muchísima más gente que el campo de O Couto lleno» comenta Vázquez.