«Agora que fago? Cerro con todo e vou pedir? Non sei»

Cándida Andaluz Corujo
Cándida Andaluz LA VOZ / OURENSE

A BOLA

Cándida Andaluz

Una ganadera de A Bola sufre en una semana el ataque de varios lobos a su rebaño de ovejas

21 ago 2019 . Actualizado a las 11:47 h.

Es la segunda vez en una semana. Rabia, impotencia, pena. Elvira Pérez afirma que no puede más. Hace alrededor de 25 años que llegó al concello ourensano de A Bola para, junto a su marido, dedicarse al cuidado de ovejas. Ahora, hasta llega a pensar que no fue buena decisión. La semana pasada un lobo se llevó a tres de sus animales y el sábado un nuevo ataque acabó con otra parte de su ganadería, dejando a alguna malherida.

No fue de noche ni con alevosía. Ocurrió sobre las 12.30 horas del sábado en el alto do Furriolo, muy cerca de su casa y ella vio perfectamente a los dos lobos. «Ía vindo para casa e vin ás ovellas espantadas e a dous bichos. Un desastre. E o outro día ao lado da casa. E contra isto non podo facer nada, porque ao lobo non o podo tocar, que está protexido. Non me podo nin defender. Teño que deixar que me coman aos animais porque din que se toco ao lobo está moi penalizado», explica con incredulidad.

Todo lo que ha ido ganando a lo largo de este tiempo lo ha invertido en la explotación, como medio de vida. Ahora, señala, no se lo aconseja ni a su hijo que a veces les echa una mano. «Agora que fago? Cerro todo e vou pedir? Non sei. Eu o que non podo é seguir traballando así», afirma. Tendrá que certificar que a los animales les mató un lobo. Y no es tarea fácil: «Quen me axuda da min? Isto vai seguir, non vai ir a menos. Parece que protexen máis a un animal salvaxe que ao que ten para comer a xente. E agora hai que demostrar que é o lobo. Eles din que aquí non hai e eu vin dous. A ver se cando vaian eles a cobrar o soldo -se refiere a la administración- e lles digan que non está, que o comeu o lobo, o protexen tanto». Al final, dice, no le quedará mas remedio que atrapar ella misma al lobo para enseñárselo a los agentes de Medio Ambiente. Todavía espera la visita de los técnicos para que certifiquen la muerte de los animales y poder retirarlos. «Chamamos o sábado de urxencia e todavía estamos esperando que veñan», critica.

Elvira Pérez piensa ahora en su hijo, al que le tocará seguir cuidando a las ovejas, cuando su marido y ella decidan retirarse: «Tiña o negocio montado, fixemos isto tamén pensando nel, porque non hai moito traballo por aí. Pero vemos que non vale a pena. Xa non quero isto para o rapaz».