La afición infantil que cristalizó en uno de los mejores centros astronómicos

Santiago Garrido Rial
s. g. rial CARBALLO / LA VOZ

A VEIGA

CEDIDA

El carballés Pablo Canedo, junto a su socio coruñés Óscar Blanco, acaba de estrenar en Trevinca, en el municipio ourensano de A Veiga, un espectacular punto de observación

03 dic 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Trevinca (A Veiga, Ourense), donde se encuentra el punto más alto de Galicia, a escasa distancia de Zamora, es uno de los mejores lugares de España (y por supuesto, de Galicia) para observar las estrellas. Por altura, ausencia de luminosidad circundante (por eso es destino Starlight, al que también aspira la Costa da Morte), y porque casi dos tercios de las noches del año están despejadas. Ya por sí solo eso vale mucho, como bien saben los aficionados a los astros, pero ahora tienen el aliciente de poder disfrutar de uno de los mejores centros astronómicos de España. Un lugar que, más o menos, es un pequeño universo de la especialidad: los visitantes pueden aprender, ver, disfrutar del planetario, formarse, manejar un simulador... Y los científicos pueden utilizar su instrumental para investigar. Son muchas cosas en una, que conviene consultar en la web https://astrotrevinca.com, además de reservar días o espacios, saber precios, disponibilidades... Cierto que cualquiera puede hoy o mañana, o cualquier día, acercarse a esa cumbre para probar y ver si hay suerte, pero lo mejor es concertar para ir sobre seguro. Las vistas, eso sí, están garantizadas.

Detrás de esta espectacular oferta astronómica están un carballés, Pablo Canedo, y un coruñés, Óscar Blanco. El primero es un informático de 42 especializado en astronomía, campo al que llegó siguiendo los pasos de una afición que tiene desde niño y que empezó observando los astros con prismáticos y en los montes de la zona, no lejos de su casa natal de Bértoa (Carballo), ni de la actual de Sofán, en el mismo municipio, por ejemplo en el monte Castelo de Anxeriz. Con los años fueron llegando otros incluido un observatorio en su vivienda, y A Veiga, esa gran meca astronómica, era cuestión de tiempo, además de un modo de vida.

El proyecto del Centro Astronómico de Trevinca ya viene de atrás, pero el arranque mediático lo dio el lunes, con la inauguración de las instalaciones a cargo del presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijoo; el presidente de la Diputación, Xosé Manuel Baltar, y el alcalde de A Veiga, Juan Anta. Xunta y Diputación aportaron fondos a este centro cuya concesión recayó precisamente en la empresa que han formado Canedo y Blanco, Trevinca Skies, que además tienen otras instalaciones propias a unos metros, consistentes en cuatro casetas con capacidad para nueve telescopios en cada una de ellas para realizar seguimientos remotos por parte de un público ya más especializado. Porque el grueso del público, esa parte que mezcla lo divulgativo con lo turístico, acudirán a las cúpulas y al planetario del centro público, donde ya existe una elevada demanda por parte de los centros educativos, pero también interés de visitante de toda España.

Pablo, con el simulador, que observa Feijoo
Pablo, con el simulador, que observa Feijoo Santi M. Amil

Y es que además ha coincidido con la inminente llegada regular del tren de alta velocidad, con la línea de Galicia a Madrid. Obviamente la parada no está al lado, pero si a menos de 50 kilómetros de la más cercana, en A Gudiña, lo que abre el abanico para recibir a visitantes de buena parte del país con una conexión razonable, de menos de una hora desde que salen de la estación. Tendrán mucho que ver y hacer, y una de las opciones que llamó la atención el lunes, con atento seguimiento por parte de Feijoo, fue el simulador de vuelo o manejo de naves y rovers planetarios, con tres grandes pantallas de 65 pulgadas cada una. Precisamente, el piloto que hizo el viaje virtual en un planeta fuera de la galaxia fue Pablo. La oferta de actividades no es solo dentro, sino también fuera del recinto, donde también hay telescopios. En todo caso, la oferta estelar es tan amplia (incluidos talleres de astronomía o astrofotografía), y los materiales de observación tan avanzados, que la visitas quedarán fijadas en la memoria como aquellas que los escolares hacían (y hacen) al planetario de A Coruña.

Santi M. Amil