«Lo mejor de trabajar en el rural es que forjas una relación con la gente»

Fina Ulloa
fina ulloa OURENSE / LA VOZ

BARBADÁS

MIGUEL VILLAR

Con 26 años se convirtió en la titular más joven de una farmacia en la provincia

06 nov 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

El 5 de noviembre de 2015 Portal Martínez Soto entraba por la puerta de la farmacia ubicada en el núcleo de Barbadás como nueva propietaria. «Al principio los clientes pensaban que yo era una especie de becaria; incluso alguno me preguntaba si estaba en el instituto. Y si estaba la farmacéutica adjunta que trabajaba con la anterior titular y quedó un año conmigo, preferían dirigirse a ella. Supongo que porque la veían más mayor y les inspiraba más confianza», cuenta entre risas.

No se lo toma a mal. Aún hoy es la titular de una farmacia más joven entre de los profesionales registrados en el Colegio de Farmacéuticos de Ourense. Pero la desconfianza inicial de los vecinos ya se ha disipado. Durante la entrevista varios acuden al establecimiento y Portal saluda a todos por su nombre y entabla conversación con facilidad preguntándoles incluso por otros pacientes de la familia. «Esto es un sitio pequeño y en seguida acabas conociendo a la gente. Es una de las cosas buenas de tener una farmacia en el rural», dice quitándose mérito la joven profesional, que confiesa que siempre le ha tirado más la ciudad que los pueblos «quizá porque soy de uno pequeño; de la misma manera que siempre he preferido el mar al interior».

Pero Portal Martínez sabe dejar a un lado los deseos idealizados y adaptarse a la realidad para aprovechar las oportunidades que, a veces, coloca la vida en el camino. «Yo siempre pensé que trabajaría en la farmacia hospitalaria; era lo que más me atraía y de hecho hice prácticas y preparé el FIR durante dos años». La venta de la farmacia de Barbadás cambió sus planes iniciales «No es fácil encontrar cerca de casa y además pequeña, que es más fácil de gestionar», dice. Le dio alguna vuelta pero finalmente decidió no esperar más, seguir el consejo de sus padres y de otra amiga farmacéutica y lanzarse al reto de convertirse en autónoma. «Tengo crédito para pagar durante más de veinte años; y gracias a que mis padres me avalaron porque si no, a mi edad ¿de dónde iba a tener ahorrado?», razona.

La joven farmacéutica asegura, no obstante, que se siente ilusionada y cómoda con su proyecto. «La farmacia en el pueblo es más humana. Lo mejor del rural es que entablas una relación con la gente, mientras que en la ciudad es todo más frío porque el cliente está más de paso, A mí siempre me gustaron las facetas del farmacéutico que son servicios al paciente, como el control de la diabetes». Pero no todo es de color rosa. A Portal no le duelen prendas en mostrarse sincera cuándo se le pregunta si se ha arrepentido. «Quizá cuando viene un mes más flojo te entra la incertidumbre de si te habrás equivocado», responde. Asume que no ha dado el paso en el mejor momento y que le tocará trabajar duro. Desde el Colegio de Farmacéuticos han alertado en más de una ocasión del riesgo de quiebra en el que se encuentran muchas farmacias rurales en la provincia, acuciadas por el despoblamiento. Un abandono al que, según recuerda Portal Martínez, también contribuyen ciertas decisiones tomadas desde los despachos. «Aquí, cuando yo llegué había consulta médica toda la mañana, luego se quedó en tres horas, después en una y ahora nada. Eso supone muchas dificultades para la gente más mayor, porque aquí tampoco hay tantas facilidad de transporte y si no tienen coche o no pueden conducir, tienen que buscar quien les lleve hasta A Valenzá o que les traiga», señala.

Curiosamente, Portal dice que no ha notado de forma significativa ese cambio en el negocio. «Los de siempre siguen viniendo. Puede haber algún día que se nota porque alguien aproveche y coja allí los medicamentos porque le sea más cómodo», apunta.

«Me levantaba a las cuatro para volver del máster en Madrid y abrir la farmacia»

Portal sigue estudiando. Quiere sacarse el grado de Nutrición y Dietética a distancia, con la Universidad Isabel I. «Me levanto todos los días a las seis porque luego ya me meto en la farmacia y no tengo tiempo», cuenta. Pero ese no fue su mayor exceso combinando lo laboral con la formación. Pocos meses después de adquirir el despacho farmacéutico se propuso sacar el máster en dirección de farmacia del Instituto Santelmo. Todos los miércoles, durante seis meses, Portal se levantaba a las cinco de la mañana para coger un avión en Santiago y llegar a Madrid al comienzo de las clases. «Al día siguiente me levantaba a las cuatro de la madrugada para estar aquí y abrir la farmacia», narra. Un esfuerzo que no lamenta. «Estoy muy contenta de haberlo hecho. Además de lo que aprendes, conoces a más gente, abres horizontes y ves también como trabajan otras comunidades», opina.