Es fin de temporada para muchos deportes como la natación o el atletismo que dan sus últimos coletazos, mientras otros se ponen en marcha para preparar campañas que cada vez se inician más pronto, como ocurre en el fútbol profesional y, por arrastre, en otras categorías inferiores. Mientras la ciudad se despereza entre partidos de pretemporada, los clubes y las escuelas municipales tienen que empezar a pensar ya en el próximo curso y los padres, en el desembolso que supone que los hijos dediquen parte de su tiempo a una práctica deportiva. En Celanova, el Concello ha decidido subir este año las tasas de las escuelas deportivas. Los alumnos de fútbol pagaban cien euros al año y el próximo año la cuota será de 200. Quizá cien euros era poco, teniendo en cuenta que el Concello sufraga el coste de la mayoría de desplazamientos en autocar, pero la temida cuesta de septiembre -mucho más empinada que la de enero- va a sacudir este año la economía de las familias de Celanova. Cuando los responsables municipales dieron algunas de las cifras del por qué del coste ante una asamblea de padres, salió a relucir el dato que la Diputación provincial -institución cuyo origen y fin es apoyar las necesidades de los ayuntamientos pequeños- solo da una subvención de unos dos mil euros al año para colaborar la formación deportiva en Celanova. Dos mil euros, casi poco más que las propinas que habrá pagado Baltar en sus varios desplazamientos a Estados Unidos. Parece que el presidente de la Diputación prioriza sus prácticas de inglés antes que las prácticas deportivas de los jóvenes ourensanos.