Una biblioteca infinita en Celanova

edith filgueira OURENSE / LA VOZ

CELANOVA

Santi M. Amil

El instituto Celso Emilio Ferreiro acumula premios tras la labor llevada a cabo por y para el espacio de lectura

22 abr 2018 . Actualizado a las 17:10 h.

La importancia del derecho a la información germina sin hacer mucho ruido en lugares como este. Y aunque es imposible adivinar cuánta luz dejará entrar por las grietas de cada mente, sí se puede afirmar que borra gran parte de las zonas de sombra que generan las dudas. En concreto, en la biblioteca del instituto Celso Emilio Ferreiro de Celanova cuentan con un total de 27.191 registros -en su mayoría libros, aunque también disponen de videojuegos, películas y publicaciones periodísticas-.

La coordinadora del espacio, Isidora Gil, explica que se organizan para ofrecer a los alumnos contenidos didácticos más allá de los que les exigen las materias curriculares. «Traballamos por campañas e o que intentamos é propoñer un tema semestral ou anual seleccionando material para que quen queira facer actividades ao redor del tamén poida», cuenta la profesora.

Este año han empezado con la campaña «Guerra y paz». Escogen libros, pero también películas para llegar a todos los públicos y a través de todos los formatos de los que disponen. «Abarcamos diversas índoles aquí: guerras de ficción, a Guerra Civil española ou guerras mundiais. E tamén organizamos unha exposición sobre as láminas dos Desastres da guerra de Goya», añade.

Todo ello está a disposición de los diferentes departamentos de asignaturas que se imparten en el centro y en ocasiones funcionan colaborando entre ellos. Es el caso del trabajo realizado entre el área de Tecnología y el de Dibujo. Tanto Isidora Gil como Celso Fernández, del departamento de Tecnología, son responsables directos del último premio logrado por el centro con Da pedra á impresora 3D, cuyo objetivo final era la elaboración de marcapáginas. Marcapáginas, inspirados en los motivos arquitectónicos del claustro, que diseñar e imprimir los llevó a adquirir una serie de conocimientos a mayores de los que se encontraban en el interior de sus libros de texto de segundo de Bachillerato. Con ello, los profesores implicados pretendían «dotar ao alumnado das competencias necesarias para se poder comunicar graficamente con obxectividade nun mundo cada vez máis complexo, que require do deseño e da fabricación de produtos que resolvan as necesidades presentes e futuras», afirma la responsable de la biblioteca.

Tienen también un plan de lectura, que cambia cada año, para que el acto de abrir un libro se convierta en costumbre por placer y deje de ser un acto revolucionario. Además, Isidora Gil agradece que existan iniciativas como el programa de la Xunta Plambe. «Trátase dun proxecto da Consellería de Educación para que as bibliotecas escolares deixen de ser aqueles lugares nos que se castigaban aos alumnos e se convertan en lugares de metodoloxía, recursos e traballo», explica la responsable de la biblioteca. «Somos un centro rural situado nunha zona que está perdendo poboación, o que se traduce nunha baixada do alumnado e sen embargo cremos que en canto o que se refire a lectura e as competencias básicas xerais melloramos bastante desde que implementamos o Plambe en 2006», explica. Su afirmación se basa en los parámetros que analizan en cada memoria que exige la cartera de educación a los centros adscritos al programa tras finalizar los cursos escolares.

«A lectura hoxe non pasa só polos libros, senón que pasa polas tecnoloxías tamén. Nós temos unhas aulas virtuais que comezaron sendo un recurso para aqueles que non tiñan un ordenador na casa pero agora centrámonos máis en ofrecer unha conexión wifi potente», comenta sobre cómo se adaptan a las nuevas necesidades de los jóvenes. Aunque tampoco se dejan de lado las lecturas al modo más tradicional. El centro paga suscripciones a revistas -mensuales y trimestrales- científicas, sobre historia, cine, tecnología y publicaciones en gallego.

El cuento La biblioteca de Babel, de Borges, hecho realidad. Que se puede palpar, oler y leer.

La biblioteca del centro cuenta con más de 27.000 registros, libros en su mayoría

Tienen un plan de lectura para que abrir un libro deje de ser un acto revolucionario

«Máis que o diñeiro o que nos enche é o recoñecemento ao traballo feito»

En ocasiones las tradiciones y la cultura pesan como una losa e impiden levantar bien los párpados. La biblioteca de este instituto -que otrora fue el lugar de consulta de los monjes del claustro- está ubicada en el Monasterio de San Salvador, fundado en el año 936. Y eso eclipsa, aunque más allá de toda la simbología que envuelve a este espacio con miles de libros exista una razón de ser. «As veces temos o problema de que como é tan bonita semella que nubra a labor que facemos no interior, aínda que o marco é marabilloso», lamenta Isidora Gil.

A expensas de las subvenciones públicas que reciben para sufragar gastos de la biblioteca, invierten todo el dinero y recursos humanos que están a su alcance para que el monumento -declarado patrimonio histórico de España- no aplaste la curiosidad. «Máis que o diñeiro, o que nos enche é o recoñecemento ao traballo feito. E tamén os resultados obtidos nas enquisas de calidade», puntualiza. El prestigio ha llegado en diferentes ocasiones por el trabajo que algunos de los docentes realizan entre las estanterías abarrotadas de libros, pero también por cómo transmiten su manera de incitar a los alumnos en otros centros educativos. «É bonito que nos sinalen por algo así, porque aínda que estamos enclavados nun contorno rural estamos moi inmiscidos na vida cultural», aclara la profesora de dibujo.

Es evidente que la oferta de lecturas supera con creces a la demanda y que la situación se puede volver angustiosa si se presta atención a los malos resultados que obtiene siempre España en el informe PISA en cuanto a comprensión lectora. Sin embargo, resulta ilusionante avistar pequeñas islas que esperan ansiosas la llegada de colonizadores.