«Trabajaré entre flores hasta que los huesos no me dejen moverme»

raquel iglesias OURENSE / LA VOZ

OURENSE CIUDAD

Santi M. Amil

Es la cara visible de la asociación de floristas, que tiene cuarenta asociados

06 sep 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Inés Lage es una de las comerciantes más queridas del barrio de O Couto. En uno de sus rincones montó hace veinte años una floristería que cuenta con una clientela fiel y que ha sabido resistir el envite de la crisis. El negocio abrió sus puertas en el año 1995, poco después de que la familia de esta emprendedora volviera de la emigración: «Vi a mis padres trabajar muy duro en Venezuela y tuve claro desde joven que quería montar mi propio negocio. Siempre me gustaron las flores y lo que transmiten, así que me lancé a emprender».

Esta ourensana de espíritu joven que no quiere desvelar su edad ni oír hablar de la jubilación ya tiene nietos y, de hecho, confía en que en un futuro puedan ocuparse del negocio, una vez que su hija ya ha sucumbido a la profesión: «El otro día me quedé impresionada cuando una de las niñas, de solo cuatro años, vino a visitarme y quiso jugar con las flores. Me pidió que le enseñase a hacer un ramito y consiguió un resultado espectacular. Parece que lo lleva en las venas, y es que para dedicarse a esto hace falta mucha creatividad».

Desde hace algunos meses Inés Lage preside la asociación de floristas de Ourense, una entidad que cuenta con más de cuarenta profesionales y algunos de ellos ya han cumplido tres décadas detrás del mostrador de su negocio. Asegura que luchar contra el intrusismo es ahora su principal objetivo: «Nosotros debemos pagar una licencia por vender flores pero parece que ahora en establecimientos de todo tipo pueden conseguirse, esto es muy injusto. Es necesario que apostemos por la formación, que estemos al día de cada nueva tendencia para ofrecer un valor añadido y hacer que la sociedad reconozca el trabajo que hay detrás del arte floral».

Sus compañeros la animaron a coger las riendas del colectivo, una decisión que afirma que meditó mucho por la timidez: «Siento el deber de luchar para mejorar la profesión, hay que traer más cursos a Ourense. La crisis nos ha hecho mucho daño, ahora el cliente quiere el mejor trabajo al precio más bajo y se redujeron mucho las ventas. Menos mal que nos bajaron el IVA, llegó a estar al 21 % y muchos negocios no pudieron soportarlo»

Inés Lage no cuenta las horas que pasa en su tienda y no quiere ni hablar de retirarse. «Trabajaré entre flores hasta que los huesos no me dejen moverme», sentencia.

Cuando sus ocupaciones se lo permiten disfruta paseando por el parque Miño, uno de sus rincones preferidos de la ciudad junto al casco viejo. La alegría que esta ourensana desprende tiene que mucho que ver con el trabajo que desempeña. Lamenta que en esta tierra no se aprecie como en las países nórdicos el poder de una flor para levantar el ánimo. Con la temporada de bodas a punto de finalizar, ya tiene las miras puestas en el día de Todos los Santos y en el de los enamorados. No hay descanso en La Floristería, como se llama su acogedor negocio.

inés lage fernández