«Tengo una filiación con Ourense que no se puede romper»

Maite Rodríguez Vázquez
MAITE RODRÍGUEZ OURENSE / LA VOZ

OURENSE CIUDAD

Santi M. Amil

La ala-pívot ha fichado por Estudiantes en la Liga Femenina 1 tras ganar el oro europeo con la selección sub 20

06 ago 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Después de una temporada que ha terminado con una nueva medalla, de oro, con la selección española sub 20 en el Europeo de Matosinhos, la ala-pívot ourensana Paula Ginzo (19 años, 1,88 metros) disfruta de unas merecidas vacaciones junto a su familia. La próxima temporada jugará en la Liga Femenina 1 con Estudiantes. Inteligencia, talento y pasión por el básquet caracterizan a una joven jugadora que se inició en Carmelitas. Después de conseguir el oro continental con la selección sub 20, acaba de participar en el mundial sub 19. Ahí hubo menos suerte y España acabó octava tras perder contra China, en un partido en el que Ginzo fue la española más destacada.

-¿Qué balance hace del verano con la selección, tras esa nueva medalla?

-Campeonas de Europa con la selección sub 20; el mundial no salió tan bien, quedamos octavas. La vivencia fue increíble. Con la sub 20, yo era la única jugadora de un año menos y sabía que mi rol era ayudar al equipo, creo que aproveché los minutos que tuve y el entrenador estaba contento. En la sub 19, el rol era diferente, más importante, de más minutos. Tuve algún problema con el entrenador, pero creo que el papel lo hice bien aunque los contrincantes fueron muy duros.

-Lleva desde los doce años en convocatorias con las selecciones españolas. ¿Cómo empezó todo?

-La primera vez que me llamaron, me acuerdo perfectamente, jugaba en Ourense en Carmelitas, salía de un partido y mis padres estaban nerviosos y no entendía por qué. «Te han convocado con la selección española», dijeron. Empecé a saltar y a llorar como una magdalena. Estaba súper contenta y mis padres, muy orgullosos. Son un apoyo fundamental.

-¿En ese momento el baloncesto ya era algo importante en su vida?

-Me costó que lo fuera. Empecé a jugar con diez años y no quería, pero los entrenadores me chantajearon con que me iban a regalar algo. Tiré la primera vez a canasta y, desde entonces, se convirtió en lo principal en mi vida.

-¿Cómo ha evolucionado como jugadora, ha estado siempre en posiciones interiores por su físico?

-En Carmelitas jugaba de todo. Era una chica muy alta, pero muy ágil y delgadita. Al ir al Siglo XXI, con el gimnasio te vas poniendo más fuerte y ahí me fui haciendo más interior, aunque podía jugar de tres o de un ala pívot bastante exterior. Hoy juego de cuatro, pero si me defiende una jugadora grande puedo jugar de exterior. Me considero una pívot bastante ágil.

-¿Qué le piden sus entrenadores?

-He tenido siempre mucha suerte y han confiado mucho en mí a la hora de jugar fuera o dentro porque saben que tengo esa versatilidad. Si me defendía una jugadora más alta le jugaba de cara, si me flotaba mucho, podía tirar de cinco metros.

-Ahora ha fichado por Estudiantes en LF1. ¿Un paso importante?

-El año pasado jugué en LF2. Salía del Siglo, que es un centro de alto rendimiento, no un club normal. Tenía que salir a la realidad, ir a la universidad, cocinar. No tenía prisa. Es una pena que Rivas haya desaparecido y que no haya más ayuda de empresas y publicidad al baloncesto femenino porque da buenos resultados. Este año, Estudiantes era el que mejor encajaba en mis planes para seguir en Madrid en la universidad. Era un buen contrato en un club familiar, con jugadoras todas nacionales.

-¿Se puede vivir del baloncesto femenino?

-Si eres buena jugadora de Liga 1, sí. Como dice mi padre, los estudios no son negociables, necesitas algo a qué agarrarte. Estudio Criminología y espero opositar a policía, que es algo vocacional. Por estos estudios tampoco quise ir el año pasado a la liga universitaria de Estados Unidos.

-¿Qué relación tiene con Ourense?

-Vengo menos de lo que gustaría. Toda mi familia está aquí y siempre tengo ganas de volver. Tengo una filiación con Ourense y con Galicia no se puede romper.