La maldición del cámping

Rubén Nóvoa Pérez
Rubén Nóvoa DESDE MI BARRIO

OURENSE CIUDAD

09 nov 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Ourense y el campismo son algo así como el agua y el aceite. La capital seguirá sin ningún tipo de plazas para atraer a los turistas que apuestan por las tiendas de campaña o las caravanas. El proyecto liderado por Aspanas Termal, que incluso preveía la construcción de una piscina termal, cayó como un castillo de naipes arrastrado por la quiebra de esta sociedad vinculada a personas con discapacidad. El cámping de Untes nació torcido desde un primer momento. En tiempos del gobierno de Cabezas, el Concello intentó sin éxito lograr un gestor para el recinto. Fue imposible, pese a que eran tiempos previos a la crisis económica, por el escaso atractivo de una parcela que, entre otras carencias, carecía de un acceso que permitiera la entrada de autocaravanas. El bipartito trabajó para corregir esas carencias y logró sacar un concurso público que se llevó Aspanas. Parecía la jugada maestra, ya que además de crear un nuevo atractivo turístico se fomentaba el empleo de personas con discapacidad. Pero todo se truncó, y no de la mejor manera. El Concello se enteró por un escrito de que el recinto cerraba temporalmente por obras. Nunca más abrió. Hasta ahora todos los intentos por recuperar la instalación de titularidad municipal y sacarla de nuevo a concurso han resultado inútiles. Basta echan un vistazo al excelente reportaje gráfico que ayer publicaba La Voz para darse cuenta de que poner al día la instalación va a costar una buena suma económica. Quizás, y esto es tan solo una intuición, el cámping haya cerrado para no volver a abrir en años. Ojalá me equivoqué.