Libreta y rotulador en vez de violín

pepe seoane OURENSE / LA VOZ

OURENSE CIUDAD

MIGUEL VILLAR

Laura Bouza, premio fin de carrera de Arquitectura en Galicia, destaca la vertiente creativa de la formación y su futuro trabajo

22 nov 2017 . Actualizado a las 13:31 h.

Cuando Laura Bouza Romero (Ourense, 1992) cambió el instituto de As Lagoas por la Escola de Arquitectura de la Universidade da Coruña cargó en la mudanza no solo su matrícula de honor final, sino también su violín. Tampoco ocupaba demasiado, había llegado al último curso en el Conservatorio de Ourense y le apetecía seguir cultivando la faceta musical. Maneras ya apuntaba con su matrícula de honor en Bachillerato. Le dieron otra por el trabajo de fin de grado y ahora, terminada la carrera, ha sido distinguida con el premio de fin de curso de su promoción en su especialidad. La mejor, vaya. En el 2010 creía que podría con todo, o casi, pero muy pronto decidió centrarse y aparcar el violín a la espera de otros tiempos, no necesariamente mejores. Descubrió, primero con sorpresa y después con satisfacción, que el gusanillo de la creatividad se alimentaba cumplidamente con el plan de estudios, con el postre de la libreta y el rotulador que muy pronto se convirtieron en inseparables compañeros, casi tan necesarios como respirar.

A estas alturas de 2017, los cazatalentos ya saben de Laura. Su expediente académico no pasa desapercibido. El último año estuvo becada en el Departamento de Composición de la Universidade da Coruña. «Es verdad que ya me llamaron desde varios sitios. Me anima mucho, pero ahora mismo no me voy a comprometer con nadie», dice esta joven que desde la ESO sabía lo que quería. «Me veo de forma muy nítida, diciendo que quería ser arquitecta. Ni médica, ni profesora, iba a ser arquitecta. Hice el bachillerato tecnológico. Es verdad que me paré a revisar y analizar las diferencias y los matices entre las carreras que se mueven en el mismo escenario, pero al final opté por aquello que tenía en la cabeza».

Laura dice que la arquitectura le pareció más completa. «Aparte de la cuestión técnica, tienes filosofía, dibujo, investigación, creatividad... Abarca un montón de campos. Me pareció que las ingenierías se centraban demasiado en el aspecto técnico. Estoy muy contenta de la elección. No me arrepiento. Ni un segundo».

Tras cinco años y uno más de máster, al acabar la carrera admite que pensó y repensó el camino que le gustaría seguir. Estudió todas las opciones, que son muchas. «Acabas y estás formado, pero creo que para empezar a trabajar hace falta más rodaje. La docencia universitaria es un campo en el que nunca tienes límite y es muy enriquecedor, pero tampoco es algo en lo que quiera entrar de cabeza. No descarto nada. Lo que sí tengo claro es que recién acabada la carrera ni se me ocurre montar sola un estudio. Me gustaría aprender de otra gente con años de experiencia, pero aun tengo tiempo para ello», reflexiona esta recién titulada que, como primera opción, ya se ha planteado la de opositar a un puesto en la administración. Y si la primera convocatoria que asoma es la de Hacienda, pues allá va, dispuesta a todo, que algo lleva en la sangre con madre docente y padre funcionario de Agricultura. Mira hacia el futuro mientras completa su formación en Madrid con un curso de los llamados BIM (Building Information Management), que buscan la especialización en gestión.

¿Artistas? Confiesa que le gusta la escuela portuguesa y el trabajo de profesionales de la talla de Álvaro Siza, como que le interesa Alejandro de la Sota en la vertiente didáctica, pero tampoco muestra una entrega absoluta ni admiración ilimitada por alguna de las grandes figuras.

La arquitectura, dice, «no solo es pintar, aunque sea importante: de hecho, una de las primeras cosas que me recomendaron fue llevar siempre una libretita para anotar cosas y poner las ideas sobre el papel». Ella prefiere el rotulador y no tanto el lápiz. «Para trazar de forma sólida, hacerlo sin miedo y ganar en velocidad, sin borrar una y otra vez: ya habrá tiempo para afinar », dice.

Quien quiera estudiar su misma carrera «debe tener en cuenta que el tronco está en proyectos, que se valora la creatividad, que pasará muchas horas para prepararlos, pues siempre estás afinando para mejorar. No es solo estudiar, como otras carreras».

¿El premio? Encantada, claro.

Ourense. Del colegio Divina Pastora pasó al instituto de As Lagoas.

A Coruña. Del 2010 al 2016, con salto a la Politécnica de Madrid y erasmus en Cracovia. El premio de la Xunta dotado con 3.000 euros, es la guinda.

Madrid. Completa formación con el máster BIM de gestión.