Usan una investigación sobre policías para deslegitimar un asunto de drogas

La Voz OURENSE / LA VOZ

OURENSE CIUDAD

Santi M. Amil

La Audiencia juzga el caso que Asuntos Internos utilizó para acusar a compañeros

17 oct 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

La actuación policial que ayer sentó en el banquillo de acusados de la Audiencia a seis personas, imputadas por tráfico de drogas, es una de las que en su día utilizó la Unidad de Asuntos Internos (UAI) para actuar contra sus compañeros del grupo de estupefacientes de Ourense y desmantelar aquel equipo en noviembre del 2015. La operación que juzga la Audiencia se desarrolló entre finales del 2014 y principio del 2015. Fueron ocupados más de catorce kilos de hachís y 400 gramos de cocaína. Los abogados defensores dejaron ayer claras sus dudas sobre la actuación. Uno de los letrados -personado en la Zamburiña como defensor de un implicado en ambos casos - solicitó la incorporación de informes y copias de pinchazos telefónicos que, en la otra investigación de Asuntos Internos, muestran «operaciones irregulares». Que fue un delito provocado por la policía es una posibilidad que dejaron caer los letrados en la primera sesión.

La valoración de Asuntos Internos sobre el caso estaba clara desde el principio. En aquel «atestado sospechoso», en el que aparecían «circunstancias extrañas», se decía que resultaba «suspicaz» alguna acción, como que «un inspector se dedique personalmente a realizar una búsqueda de droga en un vehículo cuando cuenta con numerosos funcionarios», sugiriendo incluso que lo hacía porque Antonio, el entonces jefe de drogas, «no quiera que observen como conoce el sitio exacto en el que se encuentra la sustancia estupefaciente o incluso (...) que pudiera haberse quedado parte». Esto último lo decía el anónimo que sirvió a Asuntos Internos para iniciar la investigación interna, que se desarrolló en secreto con amparo del juzgado de Instrucción número 1 de Ourense y de la fiscalía.

Certezas y confidentes

Para Asuntos Internos, la forma de actuar del grupo de drogas de la comisaría de Ourense en diciembre del 2014 denota que trabajaban con confidentes. La ausencia de una investigación profunda, que detuvieran a los ocupantes de dos coches, o que no se utilizaran perros para los registros en los vehículos, «denota que se tiene certeza sobre el transporte de mercancías». El 4 de marzo del 2015 solicitó la UAI permiso del juez para pinchar los teléfonos de diez policías, incluido el entonces jefe del grupo de drogas de la comisaría.

A los once días, con los teléfonos ya intervenidos, se desarrolló la segunda parte de la operación. «Queda patente que el transporte de la droga es promovido de alguna manera por Josito, el confidente de Antonio», según las conclusiones de Asuntos Internos. «Tú queda con él ahora y espéralo ahí, en las naves, y ya nosotros lo paramos antes de que llegue a tu altura», dice el inspector a la persona con quien, para la UAI, había pactado una futura detención con una «prueba del todo inocua» cual era el hallazgo de una huella en el paquete de droga intervenido el 27 de diciembre del 2014 en la primera fase del caso que ahora se juzga. Se sospecha, decía Asuntos Internos, que Josito V. V. y Josefa Pucha P. G. son las personas que habían «dado la información» que propició el hallazgo de 400 gramos de cocaína y la detención de José Ramón C. P., Ismael N. S. y Diego L. L. cuando regresaban a Ourense. El hallazgo de huellas en las bolsas de la cocaína, oculta en un coche, condujo no solo a Josito sino a dos supuestos suministradores, que completan el grupo de los seis acusados, Josué C. A. y Gonzalo V. B., vecinos de Vigo y Vilagarcía, respectivamente.

«Tranquilo, que desapareces»

El día de la detención de estos últimos, el 15 de marzo del 2015, Asuntos Internos interceptó una llamada entre el inspector de drogas de Ourense y José V. V., a quien consideran confidente. «Tú tranquilo, que lo vamos a montar de puta madre y tú desapareces, ¿vale?», le decía aquel.

La fiscalía propone penas de prisión de seis a tres años, con multa de 87.000 euros por delitos contra la salud pública.

Seis imputados, tres de Ourense, con catorce kilos de hachís y 400 gramos de cocaína

Dudas al margen, el 27 de diciembre del 2014 se desplazaron desde Ourense a Porriño, para seguir a Mos, José Ramón P. C., Diego L. L. e Ismael N. S. El primero de ellos conducía un Laguna. Los otros dos iban en un Clío, en labores de vigilancia. Iban a tomar café. José Ramón explicó que, durante la última parada, Ismael le pidió las llaves del coche. Allí coincidieron con otros dos acusados, Josué y Josito, que son los presuntos suministradores de los 395,6 gramos de cocaína. De regreso a Ourense, fue interceptado por la policía. Y apareció la droga, que, en origen y según la fiscalía, tenía como primer proveedor a Gonzalo V. B., vecino de Vilagarcía, cuyas huellas habían aparecido en la bolsa, junto con las de Josito y Josué. Había estado de fiesta, según afirmó, por lo que era posible que apareciera esa impresión.

El mismo día 27 de diciembre del 2014 había localizado la policía algo más de diez kilos de hachís en una buhardilla de la calle Mercado, propiedad de José Ramón, quien, según declaró ayer, nada sabía de lo que allí había, pues le había prestado la llave al Ismael, otro de los acusados. Estaba este entonces en proceso de rehabilitación en Proxecto Home, por lo que trataba de cambiar de ambiente y cuando, como el día de los hechos, le proponían ir a tomar café a Porriño, iba. Del día de la detención recuerda que, con los turismos en marcha, «se me puso un coche al lado con un señor pegando con una pistola en la ventanilla».

En cuanto a Josué, el sexto acusado, fue detenido tras huir de la policía en Vigo. Llevaba en el coche cuatro kilos de hachís.